Votar con criterio
Hoy, a seis semanas vista de las elecciones generales, todo parece indicar que el PSOE va a contar con el comodín de una derecha dividida que, como sabemos, supone tirar a la basura cientos de miles de votos.
En esa tesitura, Sánchez podría reeditar, con el apoyo de independentistas y extrema izquierda, el Gobierno salido de la moción de censura.
En su defecto, cabría un acuerdo con Ciudadanos, al que no hizo ascos durante cuatro años en Andalucía, y con el que, en cualquier caso, volverá a pactar en ayuntamientos y comunidades. Una tercera vía, que nunca veremos, sería sumar con el PP.
Los españoles tenemos la responsabilidad histórica de decidir quién nos gobierna durante los próximos 4 años, eligiendo entre los dos bandos (o bandas, vaya Ud. a saber):
1.- La derecha, con un programa unilineal de a) Defensa de la unidad de España, según la Constitución de 1978; b) Defensa de los derechos y libertades individuales; c) Defensa de la economía de libre mercado, y d) Defensa de los valores tradicionales.
2.- La izquierda, con un programa multilineal, mezcla de varios programas, de ideologías diferentes, nos ofrece los mantras habituales de a) los beneficios sociales; b) acabar con los recortes; c) garantizar nuevos derechos; d) plan de igualdad, y un largo etcétera que constituye habitualmente, ese discurso. Solo tres ejemplos, para ilustrar el disparate:
1) Ley de Dependencia. Actualmente 250.037 personas siguen esperando para recibir prestación o servicios a los que tienen derecho, según la ley. España registra más de 80 muertes diarias, de personas que esperaban recibir ayudas a su dependencia (no hay dinero).
2) El déficit de la Seguridad Social se situó en 2018, en 18.937 millones de euros, y el acumulado desde 2011, es de casi 103.000 millones de euros. Y subiendo (no hay dinero).
3) Podemos, a cambio de apoyar a Sánchez, exige un sueldo mínimo de 600 a 1.200 euros para 10 millones de personas (18.000 millones de nada). Por cierto, entre los ciudadanos con derecho a esa percepción, incluyen a inmigrantes ilegales, que pueden llegar a los 1.200 /mes, pero no a pensionistas nacionales, que cobran 600 /mes (no hay dinero).
A nadie se le escapa que nuestro país es una nación económicamente dependiente que no se puede endeudar de modo indefinido, sin pagar jamás, para permitirnos "lujos" como una renta básica universal o sanidad universal, entre otros; máxime cuando vemos que las cifras oficiales del umbral de la pobreza, año tras año, nunca bajan de los ocho millones de españoles, mientras esos repartidores de igualdad, terminan multimillonarios, con hiriente y ofensiva ostentación, de bienes materiales.
Si, como es obvio, el Estado gasta más dinero del que ingresa, solo tendrá el recurso de freírnos a impuestos, y pedir más dinero prestado a la UE. Si uno de estos dos apoyos falla, la torta será de campeonato.
En esta coyuntura económica y social, no tengo más remedio que recordar a Zapatero.
En su primera legislatura, dos récords: La tasa de paro alcanzó el nivel más bajo de la historia reciente, y las cuentas públicas entraron, por primera vez, en superávit.
Sin embargo, entre 2004 y 2009, incrementó el gasto público, récord en la UE, en ¡¡¡160.000 millones de euros!!! Resultado: 4 millones de parados, y España al borde de la quiebra.
Después de una Semana Santa de penitencia, clavos y espinas para los políticos... reflexión, y a votar con criterio.
El "domingo de gloria", que sea para los ciudadanos.
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