Paty y Venezuela

21 de Marzo del 2019 - José Antonio Colao Álvarez (Oviedo)

Me dirijo a mi amiga venezolana, hermana en Cristo y María, y le pregunto: ¿qué tal, Paty? (la pregunta parece de puro trámite de cortesía, pero en Venezuela esa pregunta se torna insegura hasta que no oyes la respuesta, no en vano me llegan terribles vídeos de crueles asesinatos por los paramilitares y agentes cubanos instalados en el servicio secreto del país hermano...).

-Mal. fui a la marcha por la ayuda humanitaria y todo iba muy bien hasta que nos lanzaron bombas lacrimógenas. Tuvimos que correr y escondernos en la iglesia. Había personas mayores y niños. Aspiré todo el gas. (Me muestra una foto suya con la cara llena de ronchas y enrojecida). ¡Esto ya no puede seguir! ¡Tenemos que salir de Maduro ya! En la frontera está pasando de todo..., heridos, muertos, quema de camiones con alimentos y medicinas... Ya estamos cansados. No me quiero ir de mi país, que es muy bello, su clima, su gente... Pero es que Jose, yo te digo algo, yo no paso hambre, porque tenemos negocios (su marido, Paty, tiene una consulta médica), pero somos el 1% de la población, pero Dios libre que nos enfermemos. Allí sí es verdad que no conseguimos un piche antibiótico. (Y a la par que sigue con su narración me enseña fotos de un hospital en las que aparecen recién nacidos metidos en cajas de cartón, a falta de cunas). Algo tan básico. Y si lo conseguimos es carísimo y en dólares. Tampoco me doy lujos. Comprarme un aceite de oliva es un lujo. Lo puedo hacer, pero entonces dejo de comprar otro artículo más importante. La cebolla, tomate, pimentón, eso es carísimo. Un cartón de huevos es casi el sueldo mínimo de un asalariado. No de una persona que tenga entrada económica diaria como yo. ¡Y antes no era así! Cumplo 50 años. Tenía 30 cuando empezó esto. ¡El paraíso! Los mercados, supermercados y farmacias tenían de todo... Había medios de comunicación libres. Menos inseguridad. Había pobreza también pero la gente no comía de la basura. A los pobres los ayudábamos. Y no había tanto resentimiento social. Que si los ricos y los pobres... Chávez sembró eso. El presidente no hablaba casi nunca. Chávez y Maduro hacen cadenas de radio y tv de hasta 8 horas. No había reelección indefinida. Cada 5 años había elecciones y voto manual. Nada de máquinas captahuellas... ¡El venezolano siempre tenía expectativas de trabajo y estudio..., cada vez que lo recuerdo ¡qué chévere!

-Otro día el tema ha sido el del "apagón".

-Hola, Jose, te cuento. Llegó la luz después de 82 horas continuas sin luz. A muchos se les dañó la poca comida en el congelador. Han muerto muchas personas en los hospitales porque los de respiración asistida no funcionaban los aparatos porque no hay plantas eléctricas...

Un ejemplo, Paty, de lucha, entrega, amor a la patria y a la libertad. Me despido de ella recordándoles que estará, de forma especial, presente ella y Venezuela en mis oraciones a la Virgen Dolorosa, en el santuario de las Apariciones Marianas que tuvieron lugar en El Escorial -Madrid- (desde 1981 hasta 2012, año de la vuelta a la Casa del Padre de la que fuese vidente y testigo principal de estas Manifestaciones del Cielo, Luz Amparo Cuevas Artesero). Me lo agradece, recordándome que mande a LA NUEVA ESPAÑA otro escrito como el anterior que gustó mucho en su ambiente. Se ríe cuando la comparo con el alma del pueblo venezolano y me pide que haga llegar esta cruel realidad a los que viven donde todo funciona y no se comen la luz de los semáforos y hay agua potable que se puede tomar del grifo y no se va nunca la luz.

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