En nombre de las marujas
Leemos en prensa del día 10 de marzo en la sección «Cartas al director» un escrito que se titula «Trato indignante a los animales». Nos llama la atención porque la persona que lo relata dice «su» verdad, que no la «Verdad», confundiendo así a la opinión pública, y nos explicamos.
Habla de maltrato a los animales «por acción o por omisión», lo que hace que surja una pregunta: ¿considera de verdad que tratar bien a los animales es salir una vez o dos al día a darles de comer? y ¡ya está! Ustedes se van a su casita calientes mientras los animales sufren las inclemencias del tiempo amén de otros problemas añadidos, con su actitud lo único que consiguen es crear colonias de gatos callejeros.
Pero la cuestión importante es que en la normativa de convivencia no hay ni un solo artículo que agreda a los animales, sí habla de multar a los cebadores porque no es un tupper con croquetitas de atún, no, es comida cruda que ensucia la ciudad, esa ciudad de la que dice sentirse orgullosa y esa comida se echa bajo los bancos donde luego se sientan los ancianos y los niños a tomar el sol y no pueden hacerlo porque el olor es nauseabundo, hay moscas como aviones y ratas e incluso las ratas y esas «Panteras que eliminan ratones» en este barrio juegan juntas al «mus», eso por no hablar de las ridículas gateras de cartón que tienen el atrevimiento de poner bajo las ventanas de las viviendas o en las zonas verdes de la ciudad dando un aspecto cochambroso, o más grave, cerca de los colegios, donde los niños que no ven el peligro corren riesgos. Alguno que otro ya se ganó algún arañazo. Estos animales no están vacunados, no tienen ningún control y donde mejor estarían sería en una gatera del Ayuntamiento o privada donde tendrían cobijo, controles sanitarios y estarían «fartuquinos», no en la calle esperando que los cebadores les echen de comer una vez al día para que ustedes, amantes de los animales, tranquilicen su conciencia protectora.
Nos parece loable el respeto a los animales, no dude que nosotros también los respetamos, jamás los maltrataríamos, aunque pensamos de forma diferente a ustedes. Lo suyo es como el marido que dice amar a la esposa y la maltrata.
Y qué me dice del respeto por las personas. Usa usted la palabra «Marujas» con bastante desprecio. Permítame decirle que a quienes ustedes califican de «Marujas» seguramente le podrían dar lecciones de trato a los animales y de civismo. Y que me dice de tantos y tantos dueños de perros que no recogen las caquitas. El animal no tiene la culpa, pero piensen que luego a esas zonas verdes van niños y perdóneme, pero es desagradable y nunca en nuestra opinión debe ser primero el animal y luego el hombre, sino al revés.
Aún por más vueltas que le damos no entendemos por qué la normativa levanta tantas ampollas, porque a nuestro entender protege los derechos de quienes se comportan cívicamente y cumplen las normas de convivencia, «no la hagas no la temas», le aseguramos que nos trae al pairo las multas que pueda acarrear una conducta incívica porque quien cumple nunca tendrá una multa, y el que no pues que pague, ¿que no tiene medios? Siempre los hay, por ejemplo prestando servicios a la comunidad como en otros países, lo que no es de recibo es defender a quienes no cumplen las normas esenciales de convivencia.
Otra cosita, su escrito me recordó a una vieja fábula de mi infancia que se titulaba «El zorro y el cuervo», espero que no le dé resultado, confío en la inteligencia de a quien va dirigido.
Dando por zanjado el tema, reciba un cordial saludo.
Cruz Fernández Ormazábal y 120 firmas más, Oviedo
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