Carta reservada a María Ángeles Nosti Vallespín
En su día, cuando publicaste tu carta, redacté una contestación que, por extravío, no se publicó oportunamente. Aclarado ahora el asunto, te la reproduzco seguidamente, pues lo que quiero decirte no pierde valor aunque vaya retrasado.
Enhorabuena, María Ángeles, enhorabuena por tu valiente carta en defensa de la dignidad de tu abuelo, “que no tuvo tiempo de ser franquista”, como dices, porque murió prematuramente defendiendo la ciudad de Oviedo contra la barbarie del Frente Popular.
Gracias a tu abuelo y al resto de defensores de Oviedo, muy probablemente, puedo yo ahora escribirte esta carta pues mientras tu abuelo defendía la posición yo, con menos de dos años de edad, soportaba las bombas y los cañonazos que caían salvajemente sobre la población civil.
Tienes mucha razón: la Corporación municipal tiene competencia para dar los nombres que estime oportuno a las calles de la ciudad, pero no tiene ningún derecho, desde la parcialidad política, para juzgar el honor y la dignidad de un militar y ciudadano respetable.
Te envío esta carta “reservada” para ti, porque solo a ti importa. Muchos otros están aún aducidos por la magnífica propaganda que, tradicionalmente, y como certeramente pronosticó en su día Clara Campoamor, han tenido las izquierdas. Un fuerte abrazo, José Luis Hevia.
José Luis Hevia
Oviedo
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