La gestión del señor Wenceslao
Corría el año 2015. Wenceslao López, nuevo alcalde de Oviedo, decía no poder esperar más para acometer "los cambios que tanto necesita el municipio", una gestión "honesta y eficaz, que destierre 24 años de mal gobierno". Sin dudar, prometía un cambio del que los ovetenses nos sentiríamos orgullosos. De una vez por todas, "fortalecer las señas de identidad de Oviedo: su capitalidad, patrimonio cultural, el conocimiento o la innovación".
Eso de los cambios y la "gestión eficaz", traducido a un argot más cercano al de los ciudadanos de a pie, significaba subir el IBI y todos los impuestos que la Administración Local tiene potestad de subir, agarrándose a eso de "los que ganan más, pagarán más". Algo que sonó bonito cuando lo utilizó Suárez para anunciar el IRPF, pero que ahora todos entendemos lo que significa: todos pagaremos más. Es decir, recaudar más, para -se entiende- lo de fortalecer la capitalidad, el patrimonio y demás. ¿Y, qué significa esto último? Honestamente, no lo sé. Yo paso por el Parque San Francisco (por citar un sitio) y cada vez está más dejado.
Además de los comentarios sobre cómo cambiaría la ciudad de Oviedo, cómo la gestionaría honesta y eficazmente, y lo mal que había estado gobernada hasta entonces, tuvo la osadía el señor Wenceslao -también, ese 2015- de hablar de 'amiguismos'. Es difícil entender qué quería decir con esto, ya que -el suyo- ha sido un Gobierno en el que los contratos públicos otorgados a dedo han sido seña de identidad.
Acercándonos más al presente, Wenceslao aprueba con orgullo los "presupuestos más sociales de la historia del Ayuntamiento". ¿Les suena? Siempre que suben los impuestos, lo califican de medida social; cuando la subida es aberrante dicen que los presupuestos, en general, son muy sociales. Maravilloso, "estupendo, que pase el siguiente" como diría el juez Marchena.
Más gasto social, siempre. No pagando la deuda (¿para qué?), si no pidiendo un crédito. Un 'chollo' para el próximo Gobierno (parece que dan por hecho que no seguirán en el Ayuntamiento).
Lo cierto es que son muy malos haciendo cuentas. O puede que no se pongan de acuerdo entre todas las coaliciones que tuvieron que confluir para sacar al anterior Gobierno.
Dejando a un lado las siglas, como es costumbre en las elecciones municipales, a Oviedo le hace falta alguien pragmático. Austeridad y buena gestión. Algo que el actual alcalde reconoció públicamente en las Fiestas de Covadonga del Centro Asturiano de Oviedo, alabando la administración de dicha entidad: "Me gustaría que el Ayuntamiento funcionara como el Centro Asturiano", declaraba el señor Wenceslao. Se alegrará, por tanto, de que el próximo 26 de mayo tengamos la oportunidad de votar al expresidente del Centro, Alfredo Canteli, a quien él mismo pone como ejemplo paradigmático de buena gestión.
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