En recuerdo de mi madre
Mamá, te escribo estas líneas ya que hace días que te has ido y nos dejas un vacío muy grande a todos los que te apreciaron y, en especial, a tu familia. Estas palabras que te escribo son para expresarte toda la admiración y cariño que te he tenido o mejor dicho te hemos tenido tus hijos; por esos maravillosos años que nos has dado, desde el comienzo de nuestras vidas, en aquellas tardes en el campo y sobre todo los últimos días de tu vida donde, por última vez, nos demostraste cómo se puede enfrentar uno al final de su existencia con la entereza con la que tú te has enfrentado a ella.
Me imagino que fue así, ya que como decías muchas veces ya habías «colocado» a los cinco y seguro que tu paz del final fue pensar que te ibas a reencontrar con papá. Todos tus hijos te consideramos el pilar de esa gran familia que supiste formar junto a él.
Echaremos de menos esas lecciones culinarias y políticas que todos los domingos preparabas en tu casa, con la única escusa de juntarnos a todos alrededor tuyo. Supiste ser siempre una madre compresiva con todos y luchadora, luchadora por todo en lo que creías y en especial una abuela que diste tu vida por ayudar a criar a seis nietos, esos nietos que seguro te estarán echando tanto de menos, ya que fuiste una abuela generosa, cariñosa, en definitiva, una gran abuela. Seguro mamá que allí donde estés, estarás junto a papá viéndonos a todos enfocar nuestras vidas sin vosotros, sin dos padres maravillosos que se nos fueron muy deprisa sin poder disfrutarlos como quisiéramos haberlo hecho. Dile a papá que te lleve a una faena de los grandes maestros que hay en el cielo y que no discutáis de política, que allí arriba no se debe hablar de política. Nosotros aquí intentaremos dar a nuestros hijos todos los valores que vosotros nos habéis enseñado, así me despido con una frase que te decía muy a menudo.
La desesperanza está fundada en lo que sabemos que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos que es todo.
Hasta la vista, mamá.
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