Al padre Valderrama, siempre en el recuerdo
Hasta donde mi memoria me dicta, ha ya muchos lustros... Cuando unos comedidos pies se adentraban en aquel "Recinto Santo". Los ojos hacían un rápido recorrido, recuento para permanecer quietos allí: donde la leve luz de un confesionario, que impresionaba en su apariencia, delatara tu presencia. Ausencias en el tiempo aquí, para regalar sabiduría a múltiples allás... Las almas errantes, que en su rastreo selectivo rebuscaban el bien, encontraban en seguida acomodo en tu persona. Como el jardinero fiel, que amando en demasía: todas y cada una de sus flores; intentaste recomponerlas, en múltiples ocasiones; apiñando sus perdidos pétalos, y como por encanto: devolverlas a su primigenio ser. Innumerables experiencias de transformación, nacidas y vividas, gracias a él, y que el ser humano, en su condición de peregrino, le pudo arrancar, para quedar plasmadas de por vida, en su interior. El Calvario acentuado, de estos últimos años: colofón: al libro de tu vida. Porque: Una Madre y Virgen: te habrá estrechado con tanto amor. Como el que tú La prodigaste... y repartiste. Que en Su regazo: descanses.
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