Por Cristo, con él y...?
Si recuerdan ustedes estas, palabras del título, son palabras que pronuncia el sacerdote en la Santa Misa:
~"Por Cristo con él y en él, a ti Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos".
Su reflexión nos puede venir bien para estos días en los que la tradición y la iglesia católica nos hablan de una figura excepcional cómo fue Jesucristo.
Las palabras forman parte de la doxología final de la plegaria eucarística. La palabra doxología significa "palabra de alabanza". Y viene del griego: Doxa (gloria, alabanza) y logos (palabra).
"Por Cristo con él y en él...": forman parte, se podría decir, de un algo parecido a un brindis. El sacerdote levanta el pan y el vino, y dice estas bellas y profundas palabras.
Y es que la Santa Misa es como una boda, y en este caso se brinda por Jesucristo en unidad con el Padre y el Espíritu Santo. Además los que asistimos a esta celebración nos unimos también "con él y en él" para dar a la Trinidad Beatísima todo el honor y toda la gloria de la que es merecedora.
Brindamos a lo divino; y lo hacemos con lo divino, por lo divino y para lo divino.
La alabanza a Dios forma parte importantísima de nuestra religiosidad. A veces nos quedamos solo con la petición pero también es importante ofrecer cosas al Señor y alabarlo.
Hay mucha gente que dice que Dios no necesita nada de nosotros, efectivamente es así, pero un así a medias, porque Dios desde que -para nuestra redención- vino a la tierra y se hizo hombre quiso necesitar de nosotros; esa necesidad relativa forma parte -podríamos decir- del misterio de nuestra fe, del misterio de nuestra más profunda creencia.
Por lo tanto en estos días de Semana Santa y Pascua unámonos de una manera efectiva a la figura primordial que es Jesucristo y alabemos con todo el corazón su figura amabilísima, su vida y su mensaje, y por supuesto la inmensidad de su sacrificio hasta llegar al extremo de la muerte en esa cruz: patíbulo de los malhechores, pero para nosotros lugar de redención y victoria. Y para terminar, quiero reiterar, para ti -Soberano Señor- todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
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