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Del genuino Pujol al impostor otro Pujol

11 de Abril del 2019 - Manuel Javier López

Se trata de una historia absolutamente contrastada y rigurosamente cierta que quizá, como suele pasar en España, no se valora ni se difunde como debiera ser. Estoy hablando de un señor catalán y español llamado D. Joan Pujol, alias “Garbo”, que de motu proprio y arriesgando su vida y la de su familia se ofreció como espía para la Alemania nazi ante la embajada nazi en Madrid, lo cual parece que convenció al jefe de información nazi en Madrid y con línea directa con Berlín. Tras ello y dado que su auténtica intención era trabajar para los ingleses como doble espía y tras pasar numerosas cribas pues los ingleses desconfiaban, finalmente se percataron que todo lo que este D. Joan Pujol decía era cierto. Lo que le hacía diferente a cualquier espía es que no tenía ningún conocimiento al respecto sobre estas cuestiones y todo surgía de su prolífica imaginación. Como digo, tras demostrar que efectivamente estaba del lado inglés ante el peligro mundial que suponía una victoria nazi, fue trasladado a Londres y el propio Sr. Pujol se inventaba numerosos contactos a lo largo y ancho de Inglaterra que le iban informando sobre detalles de movimientos militares ingleses. Naturalmente todo ello era falso, no tenía ningún contacto supuestamente que fuera espía a favor de los nazis sino que los “inventaba”, remitiendo periódicamente informes a su contacto nazi de Madrid que “daba por bueno” todo lo que le transmitía este auténtico Pujol. Se llegó a tal punto que si bien al inicio tenía un inglés del servicio de contraespionaje y ante la cantidad de informaciones falsas que trasladaba al nazi en Madrid, precisaron de más y más personal dado el volumen de información falsa –con alguna noticia cierta irrelevante para seguir manteniendo su credibilidad ante los nazis– que remitía muy periódicamente. Desempeñó un papel determinante en el éxito del desembarco de Normandía pues convenció al mismísimo Hitler que dicho desembarco iba a ser llevado a cabo en Calais, y ello es así porque los ingleses ya tenían la máquina “Enigma” y podían confirmar que los nazis “picaban el anzuelo”. Llegó a paralizar varias divisiones de tanques de las SS durante uno o dos días que fue de gran importancia, pues ello permitió que los aliados se afianzaran en ir adentrándose en Francia y consolidar la cabeza de puente para suministros, etcétera. Tras varios años de estos hechos recibió una medalla del máximo nivel del Imperio británico por toda su incalculable colaboración.

Ahora pasamos al “impostor otro Pujol”, semilla de los que hoy se autoproclaman como un Estado independiente además de corrupto y que a semejanza de los nazis, igualmente llevan “lavando el cerebro” a varias generaciones respecto a la historia, legitimidad, derecho a decidir –derecho que no existe jurídicamente hablando– y todas las consiguientes falsedades que de todo ello se deriva hasta hoy en día. Lo que me resulta muy curioso es que toda esta gente que ahora se autoproclama republicana, catalana como pueblo propio y demás, durante los 40 años de dictadura franquista ninguno de ellos ni de sus padres o abuelos, a diferencia de la historia de D. Joan Pujol, se atrevieron a nada. Como decía el fallecido Sr. García-Trevijano, que sí fue el impulsor de la oposición a Franco con la Junta Democrática que aglutinaba a partidos políticos de todo el espectro ideológico, realmente estos descendientes de hoy lo que tienen es un complejo de inferioridad por ser conscientes de no tomar parte en ningún caso en acción alguna contra Franco y ni son republicanos ni conocen lo que es una República sino que lo que desean es simplemente tener un Estado bajo su absoluto control, es decir, son simplemente estatalistas. Finalmente, me llama la atención de forma especial personas que por su edad vivieron la época de Franco y ahora, muchos de ellos, se consideran adalides de la libertad a sabiendas de que cuando de verdad existía una tiranía no tuvieron el coraje de hacer absolutamente nada para combatirla. Y lo que más sensación de tristeza transmiten es que han conseguido fracturar a la sociedad civil catalana entre independentistas y no independentistas, lo que provoca enfrentamientos entre el pueblo llano y una situación de inseguridad y precaución por lo que pueda pasar. Esperemos y deseemos que este estado actual de cosas cambie si bien para ello el resto de españoles y especialmente la clase política deberían facilitar todo ello y actuar de forma activa en ese sentido.

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