Abuela, un beso y hasta siempre
Te has ido casi sin avisar, discretamente y sin hacer ruido. Te despediste como no podía ser de otra manera. El adiós siempre es complicado, incluso en el mejor de los casos, es por esto que intentaré evitar el tono funesto o melancólico. Quiero que mis letras aporten optimismo intercambiando los papeles de la función. Me gustaría que la muerte no fuera más que el inicio de algo o en su defecto, el cierre perfecto a tu círculo vital.
Cuando conocí la noticia de tu partida me invadió, así de primeras, una tristeza inesperada. Más penetrante de lo deseado. Sin embargo, la bofetada inicial se transformó, con el paso de las horas, en felicidad entremezclada con nostalgia.
Hace años que no vivo en Avilés. Cuando uno viaja y toma un camino lejos del calor de casa, en cierta manera, avanza alocadamente porque así te lo exigen. No existe tiempo ni para la reflexión ni para el recuerdo. La vida es hoy. Ni siquiera mañana y mucho menos ayer.
Tras la noticia y sin pretenderlo, me empezaron a llegar acordes de un portalín entonado en San Nicolás. Vi a las tías allí sentadas, codo con codo, cuerda con cuerda, desgarrando notas que me devolvieron a la infancia. Recuperé el olor del arroz amarillo y de las noches de Chinchón o Continental. Escuché el alboroto de los de Alicante que tanto nos alegraba cuando llegaban. Sonreí al recordar las bromas de los tíos... muy mías, muy nuestras. Toqué tus agujas y escuché tu voz fugazmente en la orilla de mar lanzaroteño; o quizá no.
Pienso estos días en lo agradecido que estoy contigo. Mi pluma hace esfuerzos por escapar de la típica carta post mortem. De esas existen muchas. Sólo quería agradecerte de corazón un regalo que me entregaste hace 62 años. No uno cualquiera. Se trata del mejor presente; mi padre.
Además, le aportaste a otro hijo la capacidad de entender la vida a la perfección a través de la uva. Llegado el momento todos nos convertimos en nómadas y buscadores que necesitamos, en ocasiones, un guía que nos ayude a continuar avanzando en este mundo.
Como te gustaba a ti. Un beso, sólo un beso y hasta siempre abuela.
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