La capilla de Santa María de la Vega
El año 1153 es la fecha de la fundación del monasterio de religiosas benedictinas, Nuestra Señora Santa María de la Vega, extramuros de la ciudad de Oviedo. Fundada por Gontrodo Petri, madre de la reina doña Urraca, la asturiana.
Gontrodo Petri, bellísima dama de la nobleza asturiana, conoció a Alfonso VII el Emperador, en un viaje que éste hizo a Asturias para reducir al levantisco Gonzalo Peléaz, que se hizo fuerte en el Castillo de Tudela.
La hermosa dama sostuvo relaciones amorosas con el emperador. Del fruto de esas relaciones nació doña Urraca, la asturiana, que el monarca casó con don Alfonso García Ramírez, el restaurador, IV Rey de Navarra. Una vez viuda, le concedió el señorío de Asturias con el título de reina.
Una vez rotas las relaciones amorosas con el rey y teniendo a su hija con el futuro bien asegurado, Gontrodo Petri se retira de la vida mundana y funda un monasterio sobre una vega, propiedad del rey Alfonso, y él mismo aporta los caudales necesarios para la realización de las obras.
Así, el 13 de octubre de 1153 sobre la vega del monarca se funda el monasterio de Santa María de la Vega.
Gontrodo Petri fue abadesa del monasterio y falleció en el año 1224. Sus restos mortales reposan en el monasterio de San Pelayo.
Años más tarde, las monjas benedictinas serían expoliadas para crear en ese lugar una fábrica de fusiles y fue derribado en el año 1918, con gran dolor por Aurelio de Llano y Roza de Ampudia, su ejecutor.
La portada de la iglesia fue adosada al fragmento de la antigua iglesia románica del monasterio por el teniente coronel jefe de labores D. Federico Miquel y de Lacour en 1926 y por el cuerpo de artillería, dando entrada a la capilla que se construyó en dicha fábrica.
Proyectada la capilla por el entonces coronel director de la fábrica D. Plácido Álvarez Buylla.
Durante la Guerra Civil la fábrica sufre un terrible asedio, destruyéndose la capilla, afortundamente se salva la portada románica y otra adosada al edificio del antiguo claustro del convento, que hoy se halla en la zona sur de la capilla de Santa Bárbara.
Las dovelas de sus arcos mantienen el nombre de sus canteros.
Una vez terminada la Guerra Civil por iniciativa del coronel director, don José María Fernández Ladreda, se acometen las obras de su reconstrucción, tomando como base la gran portada con sus arcos de medio punto y uno polibulado correspondiente a la epístola y la pequeña portada románica, que había quedado entre los muros del claustro del antiguo monasterio en aquel entonces dedicado a taller de cañones.
Siendo las dos portadas aprovechadas del antiguo convento con ambas piedras blancas de la sierra.
Fue propósito del arquitecto don Luis Méndez Pidal engarzarlas en la nueva capilla como dos preciosas joyas que recuerdan el pasado glorioso, pero teniendo el máximo respeto para los notables restos de tan preciosa obra arqueológica. Para distinguir la parte nueva de las partes aprovechadas se han levantado con piedra de arenisca de color, que contrasta y valora la diferencia de los materiales empleados en las dos portadas aprovechadas, siendo colocada la última piedra por el general don Francisco Franco Bahamonde coincidiendo con su visita a Oviedo.
En la actualidad esta capilla está abierta al culto.
Años más tarde los armeros de La Vega también fueron desalojados y tuvieron que abandonar el lugar, siendo trasladados a la Fábrica de Armas de Trubia.
Francisco García Suárez
Oviedo
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