Personalismo y comunidad
Fue el sociólogo alemán Tönnies el que habló de comunidad y de sociedad impersonal. No creo a pies juntillas en que cualquier pasado fuera mejor, pero hoy todo se ha vuelto volátil. Es evidente que existe un individualismo ombliguista en el que no tienen cabida todos aquellos ajenos a nuestra autoimagen y vanidad, a nuestro mundo vallado y de pequeño sibarita, a nuestros gustos de entendidos o frikis, despreciativos de lo cateto o fuera de tendencia. Es verídico que la familia tradicional se basaba en autoritarismos y una visión muy determinista del lugar asignado a cada uno. Tal vez eran épocas demasiado marcadas por la frugalidad, las severas jerarquías y la falta de libertades. Hoy, por el contrario, hay una constante apelación a los derechos –cada vez más extensos y reclamados con furor–, producto a veces de la maquinaria agitprop y sin relación alguna con los deberes a cumplir. Lo que en realidad nos gusta es hacer de nuestra capa un sayo, creyéndonos libérrimos, actuando condicionados por los ídolos o distorsiones irracionales, según Francis Bacon.
La democracia de mercado es un juego de alternancia en el poder, constituye oferta generosa de una pluralidad de opciones, que nos llegan a través de expertos en liderazgos y en comunicación. Los políticos encarnan los mensajes a vender, avalados por psicólogos sociales-publicistas. Se garantizan derechos sustantivos promotores de la equidad social, la dignidad y fundamentos intocables. Se gobierna a golpe de cortoplacismo total, pura sondeocracia, al final gana el “donde dije digo, digo Diego”. Impera, pues, un inevitable e imparable relativismo, o pragmatismo realista sujeto a consensos. Aunque se está trabajando en conceptos humanizadores como los de cercanía, “transparencia”, “subsidiariedad”, “sostenibilidad”, “biodiversidad” y horizontalidad en las relaciones de poder. El papel de la mujer es tema crucial y ya insoslayable. Es igualdad y progreso. Faltan voces independientes y valientes, lúcidas como las de Adela Cortina, Bobbio o Günter Grass. Sartori o Saramago. Sami Nair o Muñoz Molina. Arraigo y sociedades abiertas.
José Luis López Tamargo
Oviedo
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