Plastificado me he quedado
Un día normal como cualquier otro, día de primavera, los rayos del sol intentan asomarse, entre las numerosas nubes que cubren nuestra querida Asturias, estos pequeños rayos me ilusionan a salir a dar un pequeño paseo, para desconectar de los problemas que acarreamos al cabo del día, pero al salir de casa me doy cuenta de que debo de reponer un poco la despensa y el frigorífico, después de hacer una pequeña revisión de las necesidades que tengo, me encamino hasta mi comercio habitual, y claro está , para no ser de otra forma me toca el carro que se tira para la derecha y tienes que ir haciendo un ligero esfuerzo con los riñones para poder ponerlo derecho por entre las estanterías del supermercado. Preparo mi nota que es bastante extensa y comienzo con mi peregrinaje.
Empiezo por la zona de frio y me cojo unos yogures, estos vienen en recipientes de platico, unas salchichas, en plástico, una pequeña cuña de queso en plástico, un par de pizzas en plástico, margarina en plástico, unos filetes de pechuga en plástico, unos escalopines en plástico, queso cabrales para los escalopines, en plástico, un poco de pescado congelado en plástico, ahora vamos a cambiar de sección, unas lentejas en plástico, unos garbanzos en plástico, unas aceitunas en plástico, unos sobres de sopa en plástico, agua en plástico unos refrescos en plástico, unas patatas fritas en plástico, unos frutos secos en plástico, la nota se hace interminable otra sección mas, papel higiénico en plástico, cuchillas de afeitar en plástico, champú en plástico, bastoncillos en plástico, detergente en plástico, legía en plástico, suavizante en plástico, lavavajillas en plástico, por fin la frutería, unos tomates Cherry en plástico, una ensalada en plástico, el carro ya empieza a entornarse cada vez más a la derecha, cuando tengo que girarme para entrar por donde la cajera, con una sonrisa me da las buenas tardes se empieza a oír es " pip, pip, pip," de los productos pasados por delante del lector de códigos y la alegría termina cuando antes de decirme la cantidad, me pregunta, con una sonrisa en los labios, ¿te pongo bolsas?, yo le digo que por supuesto y ella me contesta, que son 5 céntimos por bolsa, porque lo ordena la ley, ya que el plástico contamina mucho el medio ambiente. La verdad no sabía si reírme o llorar viendo lo que llevaba en el carro de la compra, todo era plástico, y tembloroso mi mirada se dirigió hacia la puerta esperando ver a la policía, en espera de que me detuviesen por ser una persona que estaba cometiendo un delito contra la naturaleza.
Plastificado me he quedado, al darme cuenta de este detalle, ósea un poco de plástico mas. Señores políticos, de verdad nos tomáis por lelos o sinceramente nos creéis tan tontos. Líbrenos dios de esta raza denominada políticos.
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