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A vueltas con la Senda del Oso

26 de Mayo del 2019 - Víctor Guerra García (Villaviciosa)

Hay que decirlo alto y claro, la famosa Senda Verde de los Valles del Río Trubia, de la cual fui diseñador y promotor, tiempos ha, la cual luego fue rebautizada como Senda del Oso, siempre ha sido una asignatura pendiente tanto para el Principado de Asturias como para los ayuntamientos, como no, para el propio ente comarcal.

Hasta en los cercanos tiempos de Foro se estuvo indagando sobre la propiedad de la Senda del Oso, que ha estado siempre nadando en una nebulosa jurídica sobre quién era el propietario, dado que unos no querían tomar aceptar una entrega sin compromiso de partidas presupuestarias, y otros no estaban dispuestos a entregarla con dinero de por medio, y todo por no hacerse cargo de sus mantenimientos, que son cuantiosos, y que dada la nebulosa citada, nadie quiere hacerse cargo de los gastos.

De ahí que hayamos visto de todo en cuanto a las labores de mantenimientos: escuelas taller, ayuntamientos y mancomunidad, caminos naturales y hasta los propios empresarios reparando la famosa valla de madera que se cae con soplarla.

Y es que la Senda del Oso es una "maría", y siempre lo ha sido, es un ente extraño pues no es un espacio singular, ni una reserva, y es un bien que tiene un alto coste de gestión para lo poco que aporta al erario público, que no al privado, lo cual no obsta para que dicha infraestructura haya contribuido a generar y fijar empleos en función de la Senda.

Pero su gestión como ente es difícil, ya en tiempos del presidente Vigil, y mediante un concierto entre Sestur como consultoría y la Universidad de Oviedo, precisamente con Juan Vázquez, se hizo un estudio de impactos, visitas y fórmulas de cogestión para su relanzamiento y mantenimiento de cara a poder sacar un montante económico que pudiera aliviar los costes.

Pero no se quiso saber nada de todo eso, pues ello venía de la mano de unas inversiones en mejoras de instalaciones y mecanismos de control que conllevaba que hubiera una partida de inversión que no se quería realizar, y por otra parte la imposición de unos cánones contributivos sobre el uso de la infraestructura, que gravaba el uso por ejemplo de las empresas que utilizan para su explotación la Senda del Oso, etcétera.

En general la Senda del Oso nació como un gran proyecto que se ha quedado no en un área de dinamización comarcal, sino en un área de expansión lúdica deportiva, y en el enclave de unas empresas de turismo activo, bicicletas, que usan en exclusiva tal infraestructura sin apenas contraprestación alguna.

Esta situación debiera abrir un gran debate sobre el uso y explotación de una senda tan específica como la que se ha articulado, aunque es un mal endémico en toda la región, en cuanto a que el abandono y tutela por parte de los ayuntamientos y el Principado de Asturias sobre las sendas y senderos de Asturias es bien patente...

Los cambios de enfoque turístico, la apoplejía institucional y la excusa de la crisis han hecho que aquello que en su momento fuera insignia de nuestro turismo rural, como fue el senderismo y sus infraestructuras, hoy sea un mero recuerdo en los folletos, que cada año se rellenan con tales infraestructuras, obviando su situación y abandono y las responsabilidades a las que hubiera si se produjera un accidente.

Como ahora ha sucedido en la Senda del Oso, a buen seguro que, frente a ello, lo de siempre se pasarán la pelota sobre a quién compete la gestión, y entraremos una vez en la nebulosa red de intrigas sobre su propiedad, para no hacerse cargo de las responsabilidades, y al final resultará la trampa de imputarle la propiedad al más modesto Ayuntamiento, para que el Principado como responsable último no tenga que hacer el esfuerzo de compensación de daños.

En fin, es destino de una Senda del Oso que vi nacer y he visto a lo largo de estos años cómo figuraba como una gran infraestructura, pero para los folletos, pues ni su señalización ni su panelización como input turístico, ambiental e histórico ha sido puesto de manifiesto, y es indudable que el inventario de daños y deterioros es algo sabido, pero al que se le da la espalda años tras año, a pesar de los miles de visitantes.

Esa es la pena que pesa sobre esta señera infraestructura senderista y ciclista que en líneas generales se puede decir que está dejada de la mano de las instituciones.

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