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Al oso le gusta el maíz

28 de Mayo del 2019 - Ricardo Luis Arias (Aller)

En nuestra habitual costumbre de remontarnos en el tiempo para recordar hechos, cosas y personas, hoy nos vamos a situar a principios de la década de los años cuarenta, cuando el oso podía ser cazado como cualquier otro animal de nuestra rica fauna. Tal era la persecución y caza del oso que de haber seguido así las cosas su extinción se hubiera producido por completo. Muchos fueron entonces los “matones” de osos, pero vamos a recordar, como botón de muestra, a dos muy famosos, los dos asturianos. Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa de Asturias y el quirosán Ricardo, de Cortes, el pueblín de San Melchor. Pidal que con el “Cainejo” conquistó el Picu Urriellu en 1904, tenía en los montes de Aller su principal cazadero, y en ellos abatió varios osos. Lo que era celebrado luego, con sople y comilona, en su refugio de Felechosa, o bien en La Panciecha de Jesús Argüelles, de Conforcos, buen amigo del marqués. Conocimos a Jesús en julio de 1941, en el mayau de Valverde, y muchas fueron las cazatas que me contó que había compartido con Pidal. Hombre culto, Jesús iba para cura y terminó dejando el Seminario para contraer matrimonio y tener diez hijos. “Sí, rapaz, tuve una buena parroquia”.

En aquellos tiempos el oso donde más habitaba era en Quirós, sobre todo en el entonces impenetrable monte de Lindes, en donde solía guarecerse y encamar. Y allí muy cerca, en Cortes, surgió otro “matador” de osos, llamado Ricardo, que a su vez era un experto alimañero que con trampas, garduñas o escopeta vivía de las pieles que vendía a una importante peletería en Oviedo, que había en la calle Uría. Conocimos a Ricardo en abril de 1943, cuando estaba desollando un enorme oso que acababa de matar cerca de Peña Ricabo. Los disparos los escuché cuando descendía de Peña Rueda. A pesar de no estar de acuerdo con su oficio “matón” (según él, había matado catorce osos), Ricardo era todo un paisano, que muy mayor ya se fue a las Américas, dicen que para reunirse con su mujer, y allí se quedó para siempre.

El oso merodeaba entonces mucho por la parte alta del valle del Huerna, y era frecuente verlo por la zona de las dos Tuizas, Riospaso y La Cruz. Fue en junio de 1943 cuando una noche el oso, posiblemente procedente del monte de Lindes, volteó el cordal y bajó al valle del Huerna y fue directamente a un gran maizal de Riospaso, que destrozó por completo, después de hartarse bien de maíz. Esto lo pude comprobar porque al día siguiente caí por Riospaso para hacer noche allí y escalar al día siguiente Peña Ubiña (2.417 m. a.). La que se armó en el valle fue tremendo. Todos los escopeteros del lugar se dieron cita en Riospaso, y con el cabo de la Guardia Civil de Telledo a la cabeza pasaron la noche siguiente en el maizal de marras para convertirlo en un colador, convencidos de que el oso volvería al maizal. Pero no fue así, porque el plantígrado, fartucu de maíz o advertido de los escopeteros que le aguardaban, no volvió. Lucas, alcalde pedáneo entonces de Riospaso y dueño del atopaizu chigrín del pueblo, y en cuya casa iba a pasar aquella noche, me ofreció una escopeta para que participara en la frustrada matanza del oso. No le hizo mucha gracia que le dijera que los montañeros queremos a los animales porque con ellos vivimos y compartimos lo más hermoso y grandioso de la naturaleza, como lo son la montaña, los bosques, los valles y ríos, todo cuanto forma y conforma ese maravilloso mundo que es el medio rural.

Considero obligado aclarar que Pidal no fue cazador del oso en la década de los cuarenta, sino mucho antes, falleciendo en 1941. Y toda nuestra más sincera gratitud y aprecio a cuantos organismos y personas están involucrados en la protección, conservación y cuidado del oso, que es un sibarita porque además que el maíz le gustan los arándanos y la miel. Quizá llegará un día en que familiarizado con los humanoides, volvamos a ver al oso en Oviedo, en el Campo de San Francisco, pero no enjaulado sino libre como los patos y cisnes del estanque. ¡Voilá!

Ricardo Luis Arias

Aller

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