Líderes de lo peor
LA NUEVA ESPAÑA del domingo, 16 de junio, nos ofrecía a los lectores un informe con el título de "Tráfico de migrantes: la mayor agencia de viajes del mundo", sobre la actualidad del problema de la migración clandestina y el trapicheo que se traen las mafias para hacerse millonarias a costa de la necesidad y el sufrimiento ajeno.
Parte a uno el alma ver lo que se está haciendo con tantas personas, dejándolas en la ruina total al estrujarles el bolsillo con la promesa de una nueva "tierra prometida" más falsa e inexistente que la moneda de madera o de barro.
En dicho informe se ve, entre otros datos, que España ha pasado a ser la principal receptora de este tipo de migración en toda la Unión Europea (UE). Sin pretender para nada hacer apología de la xenofobia ni nada parecido, sin embargo, a uno le hace pensar que algo así pueda darse en nuestro país. Si de verdad somos el país con el porcentaje de paro más alto de toda la UE, cómo puede entenderse que nuestros gobernantes miren para otra parte y permitan que se nos llene el país de gentes que entran en él de manera clandestina por la puerta trasera, como aquel que dice, y sin ningún tipo de control, ya sea sanitario o de conducta y tendencia política, ni nada de lo que se pueda considerar básico para una buena convivencia entre nosotros. Actuando por parte de nuestras autoridades con esta especie de pasotismo simplón, nada puede salir bien. A estas personas que llegan, lejos de facilitarles las cosas, en mi opinión, solo estaremos haciéndolas pasar del dominio y control de la esclavitud que les imponía la mafia que las trajo, a la esclavitud de las mafias que con la falsa promesa de proporcionarles documentación que legalice su situación de "sin papeles" las haga trabajar por jornales de miseria en jornadas interminables, para beneficio de negreros siglo XXI, que por extraño que pueda parecernos, queda demostrado que aún existen.
Dado que yo fui emigrante en aquella Alemania de los años sesenta del pasado siglo, que estaba necesitada de mano de obra para poder cumplir con la cartera de pedidos de su potente industria, jamás se me ocurrirá tener un mal gesto que denote desprecio de ningún tipo a estas personas que nos traen engañadas, sino por el contrario siempre encontrarán mi respeto y simpatía. Para nada estoy censurando su conducta, pero sí, por el contrario, la de quienes se forran trayéndoles engañados, y también de aquellos que aquí los reciben con el falso beso y gesto de Judas, para dejarlos tirados en la calle horas después de llegar, a merced del negrero de turno.
Eso, y solo eso, es lo que me repatea. Ninguna de estas personas va a quitarle el puesto de trabajo a ninguno de los políticos que, con su actitud de falso buenismo y falsa acogida, van de santurrones. No, si a alguien pueden quitarle el trabajo siempre será al jornalero temporal de nuestro medio rural, ya sea andaluz, extremeño, castellano-manchego o de cualquiera otra zona de nuestra España, a la que, de un tiempo a esta parte, parece que la miró un tuerto, y nadie la lleva a pasar el agua a una de las muchas brujas que por ahí abundan. ¡Igual daba resultado! Total, peor que nos va, no creo que nos fuese.
José Luis Álvarez Lauret
Gijón
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