Un poco de catarsis
En nuestro país han pretendido hacer de la exhumación de Franco un tema estrella. Esta cuestión está vinculada a aquella frase lapidaria de “dejo todo atado y bien atado”. El franquismo fue profascista falangista y con visos de providencialismo, para pronto fundamentarse en la tradición, unas esencias autoritarias de tipo nacional-católicas, que con el Vaticano II permitieron una lectura aperturista de los derechos humanos y sociales debido al movimiento obrero y los democristianos “cuadernos para el diálogo”. Ruiz Giménez, Miret Magdalena, Elías Díaz, Aranguren destacaron.
Al principio se dieron miseria y auxilio social, estraperlo, castigos y palos, depuración de maestros. Después vendrá un auge económico estabilizador y tecnócrata, emigración interior y a Europa, turismo masivo, agridulce No-Do y llegada de la tele. A mediados de los cincuenta ya no había hambre ni racionamiento pero sí más de medio millón de exiliados políticos, 8.000 “rojos” habían sido eliminados en los campos nazis. Se arrojaron a fosas comunes a miles de personas inocentes tras el tiro de gracia, hubo cárceles y torturas, pisoteo de libertades y caciquismo.Por su parte, la vesania antirreligiosa sólo es parangonable al atroz stalinismo. Los asesinatos y “sacas” de presos, las crueles chekas y desórdenes, las destrucciones monumentales, la descoordinación y luchas internas de los republicanos crearon caos. La II República, legalista y constitucional, fue abortada. Han pasado cuarenta y cuatro años desde el fin del dictador. Una democracia tan avanzada como España tendría que buscar una salida didáctica y de genuina reconciliación al anacrónico y terrorífico Valle de los Caídos, transformable en un centro de interpretación plural y no sectaria de la infausta guerra civil. La figura de Franco, en litigio, es decisiva en la historia de España, con sus luces y sombras, pero su mausoleo faraónico no puede seguir siendo sufragado por un Estado democrático con un mínimo de sensibilidad por el simbolismo que entraña. Nunca más.
José Luis López Tamargo
Oviedo
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