Un abrazo para Tapia
Como siempre hacemos todos al leer las cartas de esta sección, la primera ojeada es para el título y, en segundo lugar, leemos el pie de firma, el autor.
Así definida ya, entre ambas márgenes, me dispongo yo a resumir 15 años de mi vida, a transmitir una despedida y a verbalizar por escrito el abrazo que da título a estas líneas.
Porque he tenido la fortuna de compartir, a lo ancho de 15 preciosos años, mi vida y mi trabajo como médico de muchos, en Tapia.
Porque me llegó ya la hora de marchar y de iniciar una nueva etapa, cerquita, pero no ya en Tapia.
Porque quisiera despedirme de cada uno de mis pacientes y amigos con un abrazo prolongado, una sonrisa en los labios y la palabra gracias repetida a todos.
Pero me resulta imposible hacerlo casa por casa, uno a uno, café a café. Por eso aprovecho la difusión de este medio de comunicación para llegar a todos en la mayor medida posible.
He sido feliz en Tapia. He tenido el honor de compartir no sólo dolencias, sino vivencias preciosas que se han hecho parte de mi vida. He hecho amigos, he conocido gentes y he tenido pacientes muy pacientes. Dejo atrás a un grupo excepcional de compañeros y a un grupo aún mayor de tapiegos que ya están para siempre en mi corazón y en mi memoria.
No quiero que esta carta sea un adiós. Sólo intentaba deciros con ella un ¡hasta siempre! cariñoso y lleno de gratitud. A todos y cada uno.
María José Ferrería Vallarinos, Vegadeo
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