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Evaristo Arce Piniella, hijo predilecto de Villaviciosa

15 de Julio del 2019 - Agustín Hevia Ballina

Tarde de un fin de semana, que no es terminar el trabajo, sino un tiempo hermoso para esos momentos denominados de ocio y que se dedican a tareas que son de tu particular delectación. Me encuentro sentado ante el ordenador. Me he propuesto ordenar unas ideas, que me ayuden a glosar la eminente figura del recién proclamado hijo predilecto de Villaviciosa, Evaristo Arce Piniella. Al parar mientes en mi amigo Evaristo me vienen al recuerdo otros nombres, con otras cualidades, con otras facetas que constituyen honra y prez del concejo villaviciosino.

Se me hace presente así el nombre de don Norberto de la Vallina, cuya condición de hijo predilecto ha destacado en expresiva lápida a las puertas de la Casa Consistorial de Villaviciosa, como figura prócer, entre las más ilustres de la Villa. El adyacente parque proclama su nombre, como el de quien quiso hacer grande a esta tierra, que un día se hacía llamar Maliayo y que los derroteros de la Historia llevaron a nominarse de Villaviciosa.

El nombre y la personalidad de Víctor García de la Concha, director de la Real Academia de la Lengua y más tarde director del Instituto Cervantes, galardonado por Su Majestad, el Rey de España, con el "Toisón de oro", el más alto honor con que un ciudadano puede ser distinguido en el ámbito de nuestra patria. Su labor en pro de la lengua española probablemente no ha tenido parigual defensor en los más de mil años de nuestra lengua castellana. Sus incontables méritos dan lustre y esplendor a nuestra Villa.

Entre las figuras que enaltecen nuestra Villa, también proclamadas hijos predilectos, figura el egregio deportista Manuel Busto. Los laureles y triunfos que enaltecen y refuerzan los títulos de su ininterrumpido palmarés se convierten en paradigma encumbrado para quienes viven la dedicación al mundo del deporte. A la cabeza y enseñera vivencia de nombradía, deportista eximio entre los más eximios, sobresalen su nombre y sus cualidades en una tierra que le ha gratificado en su día como la figura más relevante del deporte villaviciosino.

Humberto Alonso, nacido en el concejo vecino de Colunga, ha plantado sus reales en esta tierra nuestra de Villaviciosa y aquí contrajo méritos y encumbramiento, en el bien hacer del arte de la pintura. Villaviciosa, agradecida y reconocida, lo ha proclamado hijo adoptivo, por haber contribuido al realce de las glorias del concejo, haciendo de continuo emerger a torrentes las estéticas y las bellezas de sus paisajes inigualables, realzando incluso, en elegante edición de un libro, los monumentos de nuestra tierra, realzados con los colores de su paleta.

Hijo predilecto fue también proclamado Etelvino González López, cuyos méritos y créditos para merecer tal galardón resultan casi innumerables. La música, la literatura, la cultura generadas e impulsadas en el dilatado marco de las tierras villaviciosinas no encuentran parangón equiparable. Sus aportaciones al mundo de la investigación hacen de su currículum una hermosa bandeja, donde sus saberes y bien hacer son servidos con profusión y abundancia abrumadoras.

SUMARIO: La Villa se enriquece con el saber de un villaviciosino de pró.

Todavía reciente entre los hijos predilectos de Villaviciosa ha sido Javier de Arroes, la persona que, posiblemente, más cumplidas aportaciones realizó al mundo de la tonada tradicional asturiana, como un elemento casi identificador del alma de nuestra tierra. Gracias a él quedó asegurada la pervivencia de elemento cultural tan importante, dejando en pos de sí un plantel generoso de discípulos y seguidores que ven en su persona al maestro eximio que, en medio de humildades sin término, con sacrificios innúmeros, serán salvaguarda permanente del tesoro de la tonada asturiana, haciendo ostensión de la misma, para que nada se pierda de sus esencias más genuinas.

Entre tal plantel de hijos predilectos de Villaviciosa me cabe el honor de poder mencionar a mi humilde persona, servidor de ustedes. Todavía, serenadas ya las emociones de aquel día de mi toma de posesión de tal título, me estremezco de pensar si, primero, concurrían en mí méritos tan sobresalientes para que se me gratificara con el título de hijo predilecto y, segundo, si en alguna forma podré responder en equiparación a la exigencia que tal galardón entraña. En todo caso cúmpleme, puesto que lo he aceptado como un inmerecido honor, por coherencia poner cuanto esté de mi parte, para no dejar en mal lugar a la Corporación que se dignó gratificarme con título tan encumbrado.

¿Qué decir, que constituya conveniente adecuación a la realidad, acerca del último hijo predilecto proclamado en nuestro concejo villaviciosino, a quien podemos calificar, sin hacer uso de la hipérbole, de eminente en grado superlativo. Me refiero al amigo y ya compañero en las calidades de hijo predilecto, don Evaristo Arce Piniella. Sería enumerar de su currículum tantas facetas que semejaría exhibir las caras que revela el más exquisito y pulcro de los diamantes.

Inmediatamente después de su nombramiento como hijo predilecto, Evaristo tuvo estas o parecidas palabras: “No podrían los munícipes de Villaviciosa otorgarme título que más me complazca. Me hace feliz el sentirme así gratificado”. Y en su discurso de recepción de su título se expresó así: “Si me pierdo, que me busquen en Villaviciosa”. Este discurso me había parecido a mí “castelarino” y así se lo expresé y se lo repito, al transmitirle mi felicitación por tantos y variados motivos.

Como excelente periodista, no podía menos de dejar reflejado su talante de buen literato. Con su aquel, siempre discreto, de cierto gracejo. Con sus ribetes de ironía. Su voz entonada y con las pausas imprescindibles, de modo que las palabras no se atropellen, sino que fluyan convincentes y, por supuesto, enteramente convencidas. El pensamiento en él siempre es denso, fluido, con todo y portador de mensajes, de alicientes para mantener la atención de sus interlocutores. Su conversación es por demás amena y sin engolamientos.

Su lenguaje se ofrece pulido y atildado, sin una coma ni un punto de más ni de menos: ajustado y exacto. Las figuras retóricas y de lenguaje acompañan sus pensamientos, en modo que, allí donde se muestran oportunas, no falten las que sean más adecuadas para que las ideas den siempre en el quid de la diana a que se dirigen.

Evaristo Arce Piniella es hombre curtido en las lides de la noticia bien comunicada. Podría calificársele como “señor de las palabras”, entre otros muchos calificativos que le pertenecen como inherentes a su personalidad, pues tal se muestra sin el mínimo titubeo.

Las palabras fluyen de sus labios, como las que fingía Hesíodo, en cuyos labios se había posado como un enjambre de abejas y ello hacía que las palabras, como las del anciano Néstor, se deslizaran de sus labios “más dulces que la miel”. Felicidades, Evaristo. Con razón sobrada la Corporación Municipal Villaviciosina no se ha equivocado proclamando hijo predilecto a Evaristo Arce Piniella, villaviciosino de mucho pro.

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