Los abusos de las eléctricas
Mis padres son unos humildes pensionistas que viven en un piso de sesenta metros sin grandes lujos como muchas personas jubiladas en toda España y que aspiran a llegar a fin de mes sin sobresaltos como todo hijo de vecino.
Esa tranquilidad se ve alterada cuando llegan los recibos de la luz y digo recibos porque llegan a pares; uno por importe de 114,35 euros con una lectura real y otro por un importe de 1551,93 euros con una lectura más que estimada, un timo en toda regla.
La primera reacción de mi pobre madre fue sentarse para encajar tan gravosa noticia, la siguiente remover Roma con Santiago: llamar a Hc Energía, ir al banco, comprobar que no tiene pinchados los circuitos por parte del vecindario, hacer una visita al contador para decirle que vaya más despacio, tomarse una tila y no pegar ni un ojo en toda la noche.
Llamamos a Hc Energía para pedir explicaciones y comunicarles que no tenemos ninguna industria montada en casa, no vivimos en una gran mansión, que se hace un uso racional de la electricidad ( mi madre siente miedo hasta de usar la lavadora, tiene un programador en el calentador del agua) y la única respuesta que nos dan es que posiblemente se trate de un error.
Y tanto.. pero que se repite una y otra vez, pues el año anterior llegaron otras dos facturas por importes sino tan altos, similares (que tras arduas reclamaciones les tuvieron que devolver),convirtiéndose en una tradición como las procesiones de Semana Santa o una espada de Damocles que acecha su humilde libreta de ahorros.
¿Cómo es posible que una compañía eléctrica actúe de una manera tan torticera abusando de los más débiles? ¿Cómo piensan en Hc Energía que mis padres pueden subsistir con su humilde pensión si les chorizan de esa manera? ¿Por qué, si no leen los contadores, hacen es-timaciones tan desorbitadas? ¿No debería hacer lecturas reales todos los meses?
Esto es un llamamiento a todos los consumidores y clientes que sufren abusos por parte de las grandes compañías eléctricas para que actuemos en consecuencia y les pongamos frenos evitando que llenen sus arcas a costa de los usuarios dejándoles en la máxima indefensión. Que nadie se quede callado y que el Gobierno legisle adecuadamente para evitar estas tropelías.
Al menos nos queda un consuelo: ya viene el verano y con la subida de las temperaturas mis padres no necesitarán poner un radiador para calentarse.
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