Orgullo y cierta tristeza
A Juan Luis Núñez López, expresidente del Banco de Alimentos de Asturias, que hoy deja el Banco después de muchos años de trabajo y dedicación.
Con mi admiración y cariño.
Sé que muchos de los que lean estas líneas que hoy escribo pensarán/dirán “qué va a decir ella...”, pero sé también que muchos de los que bien te conocen reconocerán que objetivamente están de acuerdo.
Hoy dejas el Banco de Alimentos de Asturias, y creo que, si otros no lo hacen, yo sí debo rendirte un homenaje por todo lo que hiciste durante tantos años por que el Banco ocupase un lugar de primera fila en el entramado social de nuestra región y por todo lo que supuso de ayudas a personas en su necesidad de salir adelante en situaciones desfavorecidas.
Dejando aparte las consideraciones que te hacen abandonar el patronato del Banco de Alimentos y que para no dañar su imagen es mejor dejar para la “intimidad”, creo que es un día para que te sientas/nos sintamos orgullosos a la vez que dejemos que cierta tristeza nos invada por aquello de la nostalgia de los días en los que trabajamos un grupo de personas contigo al frente, días de mucho trabajo, mucha ilusión, mucho compañerismo, muchos logros... Formamos un gran equipo, fuiste un gran presidente.
Siempre receptivo, pero con mando en plaza, consensuador, con una gran capacidad de trabajo, responsable de tus decisiones, elegantemente discreto, con una idea muy eficaz de trabajo en grupo, sabiendo estar en primer plano y en segundo, resolutivo, cercano... y no es que lo diga yo... es que lo dicen los hechos: de la nada y sin nada nació el Banco y lo dejas en primera fila y nada menos que con un premio “Princesa de Asturias” entre sus galardones. Pero eso nunca fue lo que más te preocupó, aunque fue un honor y un orgullo, sino dar soluciones a las personas con necesidades imperiosas, y muchas diste, muchísimas.
Como sé que no te gusta que personalice en ti todos los logros, quiero recordar a algunas personas que contigo al frente formaron parte de un patronato al que yo también pertenecí y que trabajaron tanto por conseguir metas que nos parecían utópicas al principio, pero que entre todos conseguimos; recordar a Mabel, a Jaime, a Vicente, a Santiago, a Antonio, a Jesús, a Gonzalo, a Javier... algunos continúan aún en el día a día del Banco.
Por supuesto, el voluntariado trabajó y sigue haciéndolo hombro con hombro y sin su labor nada hubiera sido posible.
Me quedo con los recuerdos más divertidos, los más entrañables, los más fructíferos, me quedo con nuestra “gran familia del Banco”, me quedo con todo el cariño y la ilusión que pusimos, me quedo con el orgullo de haber sido vicepresidenta contigo (buen tándem), me quedo con todo lo que aprendí a tu lado, me quedo con tantas cosas buenas...
Podría definirte esta frase de Nietzsche: “Quien siembra en el espíritu, planta un árbol a larga fecha” o esta otra de Montaigne: “Una prueba de la propia bondad está en confiar en la bondad de los demás”.
En fin, sé que este no será ni tu último proyecto ni tu última palabra en lo que a ayuda social se refiere, porque estás lleno de inquietudes y de ganas de hacer cosas.
Gracias por tanto.
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