La yenka y Don Paco
Llevo unos días tarareando la yenka, aquella canción de verano cuyo compás acompañábamos dando saltitos: «izquierda, izquierda, derecha, derecha, un, dos, tres». Las personas de mi generación la recordarán sin duda, con cierta nostalgia por culpa del tiempo transcurrido y una buena pizca de rubor contemplando la escena, con mirada retrospectiva.
Por una extraña motivación, trastoco la letra y se me aparece Francisco Álvarez-Cascos, toda su humanidad, dando brincos: «derecha, derecha. derecha, derecha, atrás, adelante, un, dos, tres». Confieso que esbozo una sonrisa burlona, pero pronto rompo el bosquejo, cuando acierto a explicarme esta extravagante asociación de ideas.
Hace un sexenio, Don Paco se despedía de su afición dando «un paso atrás». Ahora, «una marea de personas» le pide volver al ruedo: «adelante». Son aquellas de la efeméride del otro día que rodeaban al ungido veinteañero, al de la foto de las Azores: «derecha, derecha, derecha, derecha».
Entremedio, las estridentes declaraciones de Don Paco van in crescendo, engrosando su particular glosario de citas célebres: «un, dos, tres».
¡Que ya no estamos, Don Paco, para estos trotes!
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