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Reactivación de la "Ruta Esmeralda" a Santiago de Compostela

28 de Julio del 2019 - José María Casielles Aguadé

Hace ahora diez años, un grupo de excelentes amigos me animaron a colaborar en un atractivo proyecto: reactivar el primitivo Camino de Santiago, conocido también como “Ruta Esmeralda”, o más genéricamente como red de caminos del Norte a Compostela. Su historia es conocida: en el año 818, el monje Pelayo comunicó al obispo Teodomiro de Iria Flavia (Padrón) la noticia del hallazgo de la tumba del apóstol. El rey de Asturias, Alfonso II el Casto, con gobierno también en Galicia, inició en el año 829 el itinerario compostelano, acompañado de personalidades de su corte, marchando desde Oviedo al Oeste, por Grado, Salas, Tineo, Allande, Grandas de Salime, y Fonsagrada, hasta Santiago. Esta vía, que ahora se amplía a Francia y resto de Europa, se sigue al Este por Cantabria y el País Vasco; cuenta ya con el reconocimiento del Consejo de Europa como “Primer Itinerario Cultural Europeo”, y con la declaración de “Patrimonio Mundial” por la Unesco.

No debe obviarse que en los tiempos de los Reyes Caudillos convergieron hechos complicados, pues a las continuas razias o aceifas de los musulmanes se añadieron las invasiones normandas. Así, Ramiro I tuvo que repeler la primera invasión vikinga de España en el año 844, que afectó al País vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, y que Ordoño I tuvo que ahuyentar nuevas invasiones vikingas además de enfrentarse con Abderramán II. En España, los ataques de los hombres del Norte se repitieron en los años 858, 859, 968, 1008, 1014 y 1028.

Es un hecho sobradamente conocido que, a finales del siglo XI, tras los progresos de la Reconquista hacia el Sur, y la reparación de los caminos y puentes entre Logroño y Santiago acometida por Alfonso VI (1065-1072), los peregrinos europeos se olvidan del Camino del Norte, utilizando progresivamente el Camino interior (mal llamado Camino francés): Huesca, Navarra, La Rioja, Castilla y León, hasta Galicia.

Por otra parte, la orden del Temple fue fundada en 1119 por nueve caballeros franceses. Era una institución de monjes-soldados con la finalidad de proteger los santos lugares. El poder militar y económico de los templarios suscitó la rapacidad de Felipe IV de Francia, que presionó al Papa Clemente V para que disolviese la orden, facilitando así la posterior nacionalización de su patrimonio. La orden fue disuelta en 1312 y los templarios brutalmente perseguidos, pereciendo en la hoguera su gran maestre Jacques Molay. Los caballeros templarios se refugiaron y establecieron en España y Portugal, reforzando eficientemente la seguridad de nuestro Camino francés frente a las razias moras y estabilizando esta ruta.

Considerando que la rehabilitación del Camino del Norte podría suscitar suspicacias a nuestros hermanos leoneses, consulté con ellos este tema, y no vieron problema alguno, pues manifestaron estar rebasados de oportunidades.

Por otra parte, a mediados de 2009, inicié contactos epistolares con autoridades políticas de Asturias, Cantabria y País Vasco que podrían estar interesadas en el proyecto de rehabilitación de la Ruta Norte a Compostela. La respuesta fue poco entusiasta. También es cierto que el verano no invita a trabajar y que posiblemente no percibieron la posibilidad real del cambio o compartición de los Caminos del Norte y el francés. Las gestiones y sugerencias se continuaron por año y medio. En marzo del 2011, fui invitado a colaborar en el congreso internacional “El Camino de El Salvador”, entre León y Oviedo, felizmente propiciado por la Asociación Astur-Leonesa del Camino de Santiago, con apoyos del Gobierno del Principado de Asturias, la Xunta de Galicia y otras veinte instituciones leonesas, asturianas y gallegas, con expresiva ausencia de cántabros y vascos. En este congreso tuve la oportunidad de contactar con Mme. Adeline Rucquoi, directora del Centre National de la Recherche Scientifique (París), y comentar el interés del desarrollo de la Ruta Náutica del Camino. Hace muy pocos días he tenido la casual y grata noticia de la puesta en marcha del programa “Navega el Camino”, del grupo “North Marinas”: La Rochelle, País Vasco, Cantabria, Asturias (Lastres, Gijón, Cudillero) y Galicia, que hace realidad el Camino naval a Santiago para navegantes europeos de más de veinte yates de vela y motor. ¡Bienvenidos!

Como viejo patrón de embarcación –“ya en dique seco”– puedo añadir a esta magnífica noticia que Asturias dispone de casi el doble de barcos deportivos que de amarres. Procede pues animar a los alcaldes de villas marineras a incrementar las plazas disponibles en sus costas y mejorar los servicios de asistencia naval. Mis últimas referencias apuntan a ampliaciones sensibles en los amarres de Luanco y Castropol, así como otras menores en El Puntal. Así sea.

En los últimos años he dedicado muchas horas a estudiar la recuperación de la Ruta Norte a Compostela, y la conclusión es bien simple: las cuatro vías principales francesas son, de Oeste a Este y de Sur a Norte, las siguientes: La Turolensis (Tours, St. Jacques d’Angely, Bourdeaux), la Lemovigensis (Vezelay, Noblat, Periguex), La Podensis (Aubrac, Moissac) y la Tolosensis (St. Gilles du Garde, Toulouse). Todas ellas convergen al Sur en la ciudad pirenaica de Ostabat. Y, ahora, atención: es absolutamente esencial que, tras los acuerdos hispano-franceses necesarios, en todas estas ciudades se disponga de amplia y generosa cartelería y señalización vertical, anunciando la Ruta Norte o “Ruta Esmeralda” a Santiago de Compostela. Todos los automovilistas europeos que rueden por estas vías deben saber, además, que la autopista francesa (A-64) que recorre el sur de ese país al pie de los Pirineos les permitirá llegar fácilmente a la frontera Biarritz-lrún, accediendo cómodamente a nuestra Ruta Norte.

Hemos de ser conscientes del atractivo que particularmente tiene para los franceses el santuario de Lourdes, próximo a Pau. Si se internan por ahí, sin regresar a la citada autopista, habrán de cruzar los Pirineos por el puerto de Somport, que los llevará a Jaca (Huasca), o el de St. Jean de Pied de Port, que los conducirá a Roncesvalles (Navarra). En los dos casos, abocados a continuar en España por el Camino francés. En ambos puntos críticos debe disponerse también la oportuna señalización vertical, invitando a retomar la A-64 y dirigirse a Biarritz-lrún si desean disfrutar de la “Ruta Esmeralda”, llamada así por el deslumbrante color verde del paisaje, con la cercanía a la sorprendente costa cantábrica y sus alicientes de mar y montaña, que goza además de un clima muy indulgente en verano. Es cuestión a tener en cuenta, pues las fechas más frecuentes de los viajes a Santiago son, por este orden, los meses de agosto, julio, junio y septiembre. Es ideal acercarse a Compostela por la costa en los meses de calor y regresar a Europa por el interior (Camino francés), lo que ofrece el añadido de poder cargar el maletero con el vino de las bodegas de La Rioja para el consumo de invierno, como suelen hacer los previsores alemanes.

Además, son reseñables las rutas a Santiago procedentes del centro y sur de España, a saber: las del Ebro, de La Lana, de Madrid, de Levante y de La Plata, que conectan y se absorben por el Camino francés. También es destacable la conexión León-Oviedo (Ruta de El Salvador), que facilita el acceso al Camino Primitivo (Oviedo-Santiago) a los que vienen circulando por el castellano-leonés. Esto les permitirá visitar los tesoros y reliquias de la Catedral de Oviedo, y muy especialmente el Santo Sudario, que, aunque no resulta espectacular, es la más valiosa prueba técnica de la autenticidad de la Síndone de Turín. Recordemos también que desde Oviedo parte el Camino histórico o primitivo del Rey Alfonso II.

Es igualmente bueno dar a conocer a toda Europa el fabuloso interés histórico y turístico del Prerrománico y, en general, del arte medieval asturiano. Añadamos aquí una seria llamada a los políticos asturianos para su mejor atención y conservación. Nos referimos a los monumentos, no a los políticos, claro. Y girando la cabeza hacia el mundo empresarial, estudiemos la repercusión económica del desarrollo del proyecto “Ruta Esmeralda” para todo el comercio del norte de España, y en particular para la hostelería, que puede inferirse de los datos disponibles del pasado año 2018, en el que se alcanzó la cifra de 327.373 peregrinos (44 por ciento de España, 14 por ciento de Italia, 13 por ciento de Alemania, 10 por ciento de Estados Unidos y 19 por ciento de otros países). Y esto en un año común. Recordemos que el próximo Año Santo Jubilar será en 2021. Es obvio, salvo para optimistas inconscientes, que dos años son tiempo escaso para preparar debidamente un acontecimiento de esta transcendencia. Otro tema aparte será en su día el de tratar de convencer a la institución eclesial de la reforma del calendario jubilar compostelano, excesivamente irregular y disperso. Yo, que gracias a Dios he superado la barrera fatal de los 80 años, ya no espero ver esa reforma, pero “cosas veredes los que pudiereis”.

Por último, recomendamos evitar luchas estériles entre los alcaldes, por la obsesiva inclusión de sus localidades en la ruta principal jacobea o en las secundarias. En España, como en Francia y en el mundo, los caminos de Dios son infinitos, y los recursos inteligentes para atraer viajeros, también. El cerebro lo puede todo.

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