Socialdemocracia liberal, equidad y libertad
La socialdemocracia liberal busca la equidad y la libertad individual mediante impuestos (los países nórdicos han dado ejemplos de ella). Defiende la igualdad de oportunidades y que todos puedan demostrar sus méritos sin distinción de nacionalidades dentro de una misma unidad útil y funcional del Estado de derecho. Un Estado que debería garantizar los mismos derechos y deberes para todos sus ciudadanos con equidad: no por razón de nacimiento en una u otra parte, sino por necesidad (salvo el Rey, que, como jefe de Estado en una monarquía parlamentaria, no tiene libertad: ni él ni su familia). La socialdemocracia liberal rechaza la desigualdad y solo acepta la diferencia funcional según qué circunstancias. Como su esencia es el respeto al próximo, respeta a quienes creen en el socialismo real (que no respeta la libertad) y a quienes lo hacen en el capitalismo real (que no desea la equidad).
En estos días la socialdemocracia liberal está ausente de España porque más bien se la desprecia. Se quiere construir dos grandes bloques enfrentados, se cuestiona la unidad del Estado de derecho establecida hasta hoy y se desea modificar la Constitución. Al final lo tenemos claro: "las derechas" no quieren subir impuestos y las "izquierdas" van contra la riqueza que paga los impuestos. Cuando las calamidades ya están anunciadas al mundo: no nos unimos para el esfuerzo, sino que nos enfrentamos. Podríamos ir hacia el éxito, pero vamos hacia el desastre.
Hay muchas formas de dominación: la equidad no es igualitarismo, ni la libertad liberalismo. Si alguno va por libre manifestando su opinión fuera de lo que las masas manifiestan, será violentamente despreciado. Cuando la política apela a las masas enardecidas contra otros y no a la reflexión del ciudadano individual, entonces las masas ganan. Se puede leer a Elías Canetti para evitar las masas, o para saber cómo formarlas.
El poder no significa poder dominar al otro o destruirlo, sino dirigir la construcción de nuevas y mejores posibilidades para todos. Se debe hacer desde la responsabilidad y la independencia de un Gobierno formado entre quienes se han presentado unidos ante los ciudadanos en unas elecciones con un programa de gobierno (del que se pueden pactar modificaciones para llegar a acuerdos con otro partido a cambio de su apoyo). En la España de hoy no parece posible la socialdemocracia liberal, ni la 'sociedad abierta' de Karl Popper, ni la 'gran sociedad' de Friedrich Hayek, ni el 'programa, programa, programa' de Julio Anguita.
No culpemos a los políticos, culpémonos a nosotros mismos. Pues, en democracia, tanto la política como los medios de información y de difusión de opiniones, solo intentan satisfacernos. Somos los responsables de nuestra actitud colectiva (y más de la individual) y de nuestro voto en las urnas (y más si no lo hemos hecho).
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