Memoria republicana
Y ayer, en lugar de estudiar, enganchada a los documentales:
Primero la batalla de Guadalajara, dos horas de sabroso documental, de emocionarme al oír a los "viejos combatientes hablando en primera persona y diciendo cosas como: " Sabíamos que íbamos a morir, que había muchas posibilidades de morir, pero íbamos con la firmeza y la decisión de estar defendiendo a un Gobierno Republicano legítimo y que había sido traicionado...", al ver imágenes tan gustosas como el enarbolamiento de la bandera tricolor tras la caída de las tropas italianas en Brihuega o al contemplar la retirada de las tropas franquistas de las proximidades madrileñas al recibir una respuesta que jamás hubieran imaginado por parte de un bando al que ellos esperaban aniquilar en un "coser y cantar".
Y a pesar de ser de sobra conocedora, como todos vosotros, del final de esta triste historia que fue "La Guerra Civil Española", no pude evitar sonreír en más de una ocasión o que se me pusieran los pelos de punta de orgullo y de emoción, al contemplar la primera gran derrota del ejército fascista, la caída de la supuesta sección mejor preparada de la CTV, aniquilada en su completo, la satisfacción en los rostros republicanos, su alegría, su emoción, este golpe de autoestima, de ánimo, de sorpresa, de creer un poco más en sí mismos, en su posibilidad de victoria, de realmente poder llegar a cambiar las cosas.
Así que hoy quiero utilizar estas letras para memorar ese día: "La gran batalla de Guadalajara", rendir un pequeño homenaje a los protagonistas de la misma, y en definitiva, a los republicanos que todavía resistieron tras este acto heroico 24 largos meses más. A todos aquellos que creyeron en la república, en la libertad de expresión, en un mundo lejos del yugo opresor del fascismo que por aquel entonces comenzaba hacerse fuerte, o ya lo era, en Europa. Porque tenían unas ideas y lejos de amedrentarse y dejarse hacer, lucharon por ellas y fueron hasta las últimas consecuencias en pos de un sueño común: Salvar la República.
Porque a pesar de todo, jamás fracasaron, porque nunca puede fracasar, nunca puede tenerse por fracasado, aquel que mira de frente a la muerte y que la enfrenta sin temor, guiado única y exclusivamente por defender un mundo más justo, más igual, por defender sus derechos y los de sus hijos y vecinos, por creer en la libertad hasta el punto de dar por ella su propia vida.
Porque como ya he dicho en muchas ocasiones, les debemos mucho, más de lo que somos conscientes, de lo que nuestras egoístas miras pudieran llegar a imaginar nunca, porque sin ellos y muchos más como ellos que vinieron después hoy nosotros no estaríamos donde estamos, disfrutando de las libertades, los derechos y las comodidades de las que disfrutamos, posiblemente yo ni siquiera podría estar escribiendo esto, posiblemente ni siquiera hubiera tenido la posibilidad de estar en una Universidad..
Porque aún hoy les oyes hablar, tan firmes, tan convencidos aún de lo que hicieron que no dudarían en volver a hacerlo, con las ideas tan claras, tan definidas, tan hechos y derechos, que no puedo evitar verlos y sentir envidia, no por lo que vivieron, si no, de lo que son y de lo que fueron.
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