Sí, mi amo
Hace dos meses sufrí lo peor que a un padre de familia le puede pasar, me despidieron de mi empleo fijo. ¿El motivo?, cambio de dueños de la empresa. Despido improcedente, indemnización y paro. Éramos dos trabajadores y fuimos sustituidos por otros dos de otra comunidad autónoma. Ahora me entero de que al que fue mi compañero le han llamado para hacer sustituciones en el mismo trabajo en el que antes estaba fijo. El hombre acepta, el paro es muy duro, no se pueden hacer ascos a las limosnas. A mí no me llamaron, lo entiendo, no me porté bien cuando me echaron, no fui sumiso, me revelé ante la injusticia.
No obstante, no sé cómo hubiera reaccionado si me hubiesen llamado para sustituciones, quizá me hubiese tragado mi orgullo, me hubiese bajado los pantalones y hubiese acudido con el rabo entre las piernas y la cabeza baja ante las migajas del patrón, estamos en el siglo XXI, parece el siglo XIX.
Tengo 47 años, llevo dos meses en el paro, aún no estoy en riesgo de bancarrota, pero tengo deudas, tengo familia, y con la razón no se come, es una época dura, estuve siete años haciendo todos los días lo mismo, ahora, toca cambiar, reciclarte, es difícil.... ¡Uf! No sé qué hubiera echo, sí, sí sé lo que hubiera echo: sí, mi amo.
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