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Réplica con asertividad a la fanfarria

9 de Agosto del 2019 - José Viñas García (Oviedo)

Me dice un amigo que jamás conteste a quien me cuestiona con respeto. Resulta que no es el caso. En algunas ocasiones uno debe colocarse del lado de la consideración personal, no dejarse pisotear por individuos que buscan protagonismo o defender lo suyo a costa de manipular las opiniones de los demás o incluso vivir de erratas o errores, de los que suelo cometer muchos y a menudo. Tampoco pasaré por esa otra parte, la interesada y afectada por mis críticas, entre otras cosas porque salvo errores de planteamiento por mi parte suelo criticar comportamientos, jamás va directo a la persona, solo a lo que representa, cuenta, hace o dice, que de alguna manera viven de nuestros impuestos: empleados y cargos públicos, funcionarios y una serie de colectivos que inciden en los poderes del Estado y en nuestras administraciones, que si les dan a ellos, faltará para otras necesidades más apremiantes. Un señor al cual respeto profundamente, que me meto mucho con su forma de gestionar, es el anterior alcalde Oviedo, el señor Wenceslao; a su persona si tuviera que ponerle una nota sería sobresaliente, pero un suspenso en toda regla a la labor realizada estos cuatro años (y sigue) ya que, aunque los ovetenses le suspendieron como alcalde, pretende seguir rucando y sesteando en la oposición. Si no te quieren, vete amigo mío a casa a disfrutar por muchos años de tu pensión y de la familia, deja que otros realicen lo que ustedes ni empezaron.

Cuando la discrepancia y la crítica son educadas, uno aprende de ello, pero cuando se entra en lo personal, ¡cuidadito!, ya estamos introduciendo parámetros de elocuencia no admitidos. Se pueden aceptar (aunque sea a regañadientes) en la misma proporción los adjetivos calificativos, pero cuando tratan de dañar, herir, insultar, tergiversar y retorcer la opinión, la cosa va por mal camino. Mi opinión para nada es dogma de fe. Muchas veces después de expresar mi punto de vista me pareció inexacta mi forma de enfocar el tema en cuestión, otras veces después de leer críticas como la suya, aunque aun pudiendo estar errado en algo, me hace mantenerme firme en todo lo expresado.

Usted no puede ponerme a parir por decir lo que no he dicho, por ejemplo, jamás dije que los prismáticos fueran causantes de incendios, más bien las colillas de esos que usan los prismáticos. No llamo mentiroso a nadie en particular, solo trato de expresar el fraude de sus reivindicaciones colectivas, recalcando que el resto que no participa con ustedes no es maltratador de animales, mujeres, niños, medio ambiente... ya sean defensores de mascotas urbanas o animales rurales o de ambos. Nuestra legislación por suerte, ya tiene y tenía reglamentaciones al respecto para denunciar o castigar a quien cometa delitos o abusos de todo tipo. No tienen que venir ahora colectivos en busca de leyes y protecciones que lo único que hacen es vestir un santo para desvestir otro, buscar atajos y discriminaciones positivas.

Si protegen la proliferación de bestias salvajes, de perritos con cordelito, no son ustedes los que lo sufren, ya que viven o gustan de ello, son el resto de la sociedad que no tiene por qué padecer sus caprichos, antojos u ociosidades. Suelo siempre tratar los temas informado o informándome, siempre con el máximo respeto que merecen los implicados, siempre a la altura de cómo interpretan ellos a los demás, sin dolerme prendas en pedir perdón si fuera el caso. Un poco más duro con los políticos, ya que suelen merecer críticas y debemos hacérselas siempre, ¡miren cómo se comportan criticaádolos!, si nos tapamos los ojos, ¿qué no harían?

Una opinión no es cátedra, sí un juicio de valor en el momento que damos una opinión razonada sobre algo o alguien, no sé por qué es malo cuando se razona. Frustraciones y mal humor serán las suyas. Defectos, muchos; vicios, pocos; seguro que habla por usted. Me doy un sobresaliente en conformidad y felicidad, por ello, no se preocupe, estoy radiante y con suerte, la misma que les deseo a usted y a todos.

No hace falta ser experto en economía para criticar el incumplimiento del compromiso asumido por nuestros políticos en materias sociales o laborales. Tampoco ser un gran gestor, matemático o investigador para denunciar las listas de espera, los gastos en nuestros políticos y la dejadez en sacar a relucir una economía sumergida que lastra nuestros ingresos. Yo no puedo criticarle a usted de no saber de pueblos, naturaleza o ecologismo, no sé de dónde viene, dónde está, adónde va y cuánta experiencia tiene en errar o acertar. Usted tal parece que sí sabe todo sobre los demás; es todo un osado que se sintió aludido en todo el tema animalista, del que con toda seguridad ruca del bote y mi crítica toca su parcela profesional, ¿bueno o malo?, usted sabrá.

Esos "bichos" que crítico, da lo mismo si desconozco o no su genética y biología; la etología humana me interesa más. Me documento y sé de qué hablo, con la particularidad de no ser parte y reparte. Tampoco trataré de convencerle de los accidentes y destrozos en cosechas y pastos que dejan los jabalíes, de los daños de los lobos en la cuadra doméstica, con el perjuicio económico a ganaderías, empresas queseras, cárnicas o lecheras. Del miedo a los osos, que ahora los arándanos, cerezas, demás frutos y colmenas son suyos. De las truchas y salmones que se comen cormoranes, nutrias, garzas reales y martín pescador; luego el pescador, sin pito que tocar. El ecosistema se defiende de otro modo, tratando de buscar un tente entre humanos y fauna salvaje; siempre ante la duda, anteponer los intereses de las familias y las personas a la invasión de "bestias" de todo tipo que ustedes, al vivir de ellas, cuantas más, mejor. "¿Aguas contaminadas en nuestros ríos?" Del urogallo y de las gallinas no he hablado para nada. ¿Quién se atreve a colocar esos lazos, cepos y veneno que dice? Usted sí que vive ensimismado en el discurso que le interesa.

Su abuelo bien pudiera ser buen pastor; el mío, el mejor pintor, pero ninguno de los dos heredaron su saber, arte y dedicación. ¿No conozco la zona rural? Sigue reinventándose a sí mismo a una celebración en petulancia espantosa.

¿Está acusando a los ganaderos y a los agricultores de incendiarios? Salvo excepciones, que siempre hay como en botica, son los menos interesados en todo eso, es cierto que antes (con permiso) eran los que prendían y preservaban los pastos y el entorno, ahora saben que ustedes les caerían encima como una losa, ni lo intentarían. Ustedes quieren matorral y selva para que se escondan sus alimañas salvajes, por eso intentan en todo momento culparles de los incendios, cuando la realidad es otra, abandono de los montes, sin quemas controladas, vendrán las quemas descontroladas cuando vengan dos días de calor y viento que convertirán las zonas en teas sin posibilidad de apagarlas, donde los únicos perjudicados son los propietarios de esas fincas, cuadras, ganado y casas. ¡Ya sé! Ahora los montes y pueblos pretenden expropiarlos para ustedes. ¡Pues no!, tienen dueño o al menos disfrute preferencial.

Usted puede jactarse de su entorno con su prepotencia intelectual, pero resérvese no hacerlo de los demás que no conoce de nada. Las brigadas de investigación de incendios están muy bien, pero debieran antes prevenirlos que luego entre cenizas andar rebuscando indicios fugaces de culpabilidad.

Sabe, cuando uno se dedica a trabajar durante años en una misma cosa, no quiere decirse que esa experiencia tenga que ser la correcta, usted, yo y cualquiera bien pudiéramos tener gran experiencia en años de ineptitud, mala praxis y defecto de forma. ¡Se me olvidaba! Un saludo Ramonín, yo también te aprecio.

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