Dejemos que el pasado sea el pasado (Homero)
Cuando no se puede dar solución a lo inmediato, a lo urgente, se recurre a perder el tiempo mirando para atrás, rebuscando situaciones de fracasos o penalidades de otro tiempo.
Si queremos avanzar, mirar para atrás solo de reojo. Solo lo que nos sirva para no repetir malas experiencias y errores. Si, por el contrario, ponemos los cinco sentidos en el tiempo pasado (hablo de pasado prescrito), nos pegaremos con los morros contra las miserias humanas ya superadas por quien decide avanzar. “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia delante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único” (A. Christie). Además de quedarnos atascados en recuerdos en vez de poner nuestro esfuerzo en el presente para mejorar el futuro. “El futuro no va a ser dominado por aquellos que están atrapados en el pasado” (W. Brandt).
Vale para todo: memoria histórica, guerras, conquistas, corruptelas, abusos... salvo los delitos que no deberían prescribir jamás, donde se necesitan pruebas concluyentes y no solo denuncias sin más, donde cualquiera puede tirar por tierra el reconocimiento y el esfuerzo de muchos años de profesionales que brillaron decenas de años y ahora, a punto de irse para el otro barrio, se encuentran con denuncias sin más, veinte o treinta años después de cometer esos abusos, atropellos o violaciones (si así fuera cierto). Los delitos hay que denunciarlos al instante, no vale acordarse y avergonzarse meses o treinta años después, tratando de sacar tajada de alguna manera, aunque fuera verdad. La denuncia y la crítica deben hacerse a tiempo, pasado ese periodo no debe contar para nadie; es más, después de una denuncia pública, todo queda impregnado y manchado, da igual que fuera inocente el acusado, el daño está hecho. Si usted, para conseguir llegar, se prestó a juegos sucios o denigrantes para su persona, no puede treinta años después arrepentirse, cada cual que apechugue con su pasado, salvo que fuera obligada, entonces la denuncia al instante, después de tanto tiempo algo huele mal, explayar el repique de nuestra conciencia tiempo después no vale, está haciendo trampas a tu propia dignidad.
Claro que hay que castigar a quien abusa de su fuerza y poder, a quien desde la atalaya seduce con ánimo de conseguir favores por ser quien es, pero la denuncia debe ser inmediata y con pruebas. Ya nada reparará y recuperará lo sucedido hace veinte, treinta o quinientos años. Pero da igual, elegimos políticos para dejarse seducir por colectivos que no tienen mucho que hacer, siempre tratando de recoger agua derramada en vez de aprovechar la que les queda en el jarrón, se encuentran muy bien entre el fango de las miserias humanas, creyéndose lidiar con todas ellas a toro pasado. Así se les facilitan cuotas y cremalleras para llegar a donde por ellas mismas, por su valía, jamás llegarían.
Está de moda el mandatario que pide a otros países el resarcir, aunque solo sea con perdones, por las tropelías cometidas por los conquistadores españoles. No hay duda de que Hernán Cortés y compañía hicieron de las suyas, otro tiempo, otra vida, otra cultura, y ahí debe quedar. Todos los pueblos han sufrido invasores, no venían dando caramelos por aquella. Cuidemos las relaciones actuales con todos, es mejor que vivir de remordimiento pasado.
También vemos demasiado empeño en desenterrar muertos y la historia de muchos años atrás, cargada de sinsabores y crueles daños a los demás. Ahora debemos dedicarnos de cuerpo y alma a lo actual, seguir avanzando en derechos, libertades y bienestar. La historia no está para ser juzgada con los recursos y prejuicios actuales. “No hay que ir para atrás ni para darse impulso” (Lao Tsé).
“Somos esclavos del tiempo, es difícil vivir en nuestro presente y tener un futuro cuando no has superado tu pasado” Cap. Miller.
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