Agradecimiento al Hospital San Agustín
No sé cómo empezar o, mejor dicho, no sé por dónde empezar... creo que lo voy a hacer por el Dr. Tuero (mi principal valedor, quien con su buen hacer y rapidez hizo que después todo resultara más fácil de pelear).
El destino quiso que me llevara a su consulta y gracias a él (entre otros/as, que luego detallaré) hoy estoy aquí escribiendo esto... y como dijo el Dr. Granero… Vivito y coleando.
Nombrar a la cirujana Isabel Bear es decir amabilidad, confianza y, por supuesto, profesional como la copa de un pino; gracias a tu buen hacer todo fue con la rapidez que el asunto requería.
Ayayay... y ahora llega el turno de la Dra. Paula, creo que todo lo que tenía que decirle ya se lo dije, y pienso que lo seguiré haciendo... Querida Paula, no solo eres una oncóloga de primera división, eres una persona que destila, como buena gallega, cariño, amabilidad y, sobre todo, algo muy importante en nuestras enfermedades... seguridad. Verte Paula y abrirse el cielo para mí fue y es todo uno.
Cerca muy cerca de la doctora Paula están los ángeles de la guarda del hospital de día... Tere, Isa, Mónica y, cómo no, Merce, por citar solo algunas de estas criaturas de Dios que, por lo menos en mi caso, hacían que cada vez que tenía que visitarlas lo hiciera con una sonrisa en los labios porque con su cariño me hacían inmensamente feliz... no quiero olvidarme del primer día y de esa mano amiga que no me dejó solo...gracias, Merce; gracias, Tere, no lo voy a olvidar nunca.
Pasé por Radiología, por Scanner, por Urgencias, por planta, por extracciones, por citaciones... imposible mejorar el trato que todas/os me dispensaron. Hasta el punto de que hice el comentario: “Ya tengo ganas de que alguien me trate mal en este Hospital”.
Con el tiempo empiezan a llegar las buenas noticias, y en el mes de abril por fin deciden que mi caso es operable (las dos que tenía que hacer).
Y es ahí donde tengo la suerte, la dicha, la gracia de Dios y mi Santina, de encontrarme primero con Nuria (cirujana) y luego con Pablo Granero, profesionales, los mejores, y a pesar de que eso es lo más importante... quiero resaltar su cariño, hacia mí y mi familia antes, durante y después de las dos operaciones; solo pido que nuestra Santina los siga iluminando para hacer con esas manos prodigiosas lo que mejor saben hacer... salvar vidas.
No me voy a olvidar de Raquel Uría, de Natalia y, cómo no, de Virginia... madre mía, qué equipo... solo esto... ¡¡¡Estamos en muy buenas manos!!!
A pesar de estar bien y por precaución en mi segunda operación pasé dos días en la UCI y, a pesar jajajaja de las camas, la atención de 10; Carmen, Carlos y perdona que se me olvidara tu nombre (la que me aseaba por la mañana) y de quien me recibió cuando llegué... sois impresionantemente buena gente.
Y os preguntaréis que con estas dos operaciones si no estuve ingresado en planta... pues sí, y fue en la 5.ª Centro; qué os voy a decir chicas/os que ya no os dijera, sois profesionales de 12, sois la amabilidad hecha enfermera/o, sois el cariño elevado a lo máximo de vuestra profesión y hacéis que los enfermos nos sintamos como en casa (por lo menos en mi caso).
Carmen (gracias, mi niña), Lola (que Dios te conserve esa gracia), Mónica (qué seríamos los pacientes sin ti) Jose (que no se te quiten las ganas de cantar... y coño eres muy bueno), Marta (aunque ya no estás), y Ana, y mi Conchi... todo amor, todo cariño y todo genio (pero solo para hacer muy bien su trabajo). Joooo, hay muchos y muchas más pero me alargaría mucho, así que solo deciros... gracias y mil gracias.
Quiero terminar no aplaudiendo porque sería muy poco, sino agradeciendo a todas/os los que trabajan en ese Hospital San Agustín de Avilés, porque en este año que llevo teniendo que hacer uso de cualquier actividad del centro solo encontré respeto, cariño, amabilidad, y unos profesionales a los que solo les quiero decir una vez más... gracias y que Dios y nuestra Santina os bendigan.
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