Kike Gómez Haces, una mujer con mucha iniciativa
Hace unos meses tuve la suerte de ver un programa de Oviedo Televisión con una entrevista de cuarenta minutos a Kike Gómez Haces, que con la soltura, el desparpajo, el sentido del humor y la naturalidad que la caracterizaban respondía a las preguntas de una manera increíble. Increíble, sólo en la apariencia, pero desde luego inusual por su optimismo, su espíritu de lucha y su alegría vital ante lo que denominaba «pequeñas dificultades», que en realidad eran los síntomas implacables de una enfermedad grave y progresiva, de cuyo fin ya tenemos noticia.
Para ella esas «dificultades» eran estímulos para vivir, para amar, para preocuparse de los demás, incluso en grandes problemas sociales que salieron a relucir a lo largo de aquella estupenda conversación con los dos periodistas que la acompañaban en el programa. A mí me faltó tiempo para copiar en un DVD esa transmisión televisiva y hacérsela llegar a varios amigos, que, por cierto, en todos los casos me han agradecido por lo estimulante que les resultó al verla.
Como conocía a Kike desde hacía años, sabía que en el fondo estaba movida por sus creencias religiosas, de católica coherente y fiel del Opus Dei. Por eso no me resultó difícil ver que, tras esas virtudes tan humanas que la llevaban a luchar, a emprender, a animar las relaciones positivas entre la gente y a buscar soluciones a los retos de nuestra vida social, estaban las llamadas virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad. Ni más, ni menos. Al menos eso es lo que pienso, eso es lo que veía creíble, detrás de un vídeo increíble.
Ahora estoy ya convencido de que la fe y la esperanza en Dios no le han servido para curar el cáncer, pero desde luego han dejado y dejan una estela de buenísima persona que ayudó a los demás. Y que la caridad se le ha convertido en Vida, con mayúscula, en Amor de Dios, del que disfruta ya. Para siempre.
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