Recordando a Pilar, maestra y amiga
Cuando hace dos meses, tu familia y amigos te despedían en tu querido pueblo, éramos muchos los que pensábamos en ti, sin poder acercarnos a La Riera, porque el verano nos dispersa y nos aleja de nuestros domicilios habituales.
En nombre de todos los que no hemos podido acompañarte aquella veraniega tarde, al acercarse tu santo y porque sé que “leerás” atentamente estas líneas desde algún rincón, en el que, como siempre, habrás empezado a echar un vistazo al periódico por el final, me atrevo a transmitir aquí parte de los pensamientos que me asaltaron aquella triste tarde de viernes.
Te despedimos demasiado joven, Pilar; demasiado llena de vida, después de tantos años de lucha contra la enfermedad...
Dejaste pendientes de realizar muchos proyectos, muchas ilusiones, muchos viajes, un sinfín de cafés con las amigas, de celebraciones en familia y alguna comida sanedrina...
Sin embargo, continúas y continuarás viva en nuestros recuerdos.
Los que hemos convivido contigo recordaremos siempre tu tesón ante la adversidad.
Te sobrepusiste muy joven a la prematura muerte de tu madre; más tarde, con la lógica que siempre te caracterizó, decidiste abandonar Asturias, sin importarte la distancia, para ejercer tu querida profesión de maestra lejos de tu casa, de tu padre, de la “Asturias, patria querida”, que te acompañó hasta tu despedida en el cementerio en ese añorado valle somedano...
Regresaste para encontrarte con un colegio nuevo y unos compañeros de los que te convertiste en verdadera matriarca, por tu forma de ser, no por la diferencia de edad.
Culminaste tu vida como maestra al lado de tu casa y, me consta, volviste a constituir otra familia con muchas de tus compañeras.
Por todo eso, Pilar, por tu forma de ser, por tu poder de convocatoria, has reunido a tus familiares y amigos tanto en La Riera como en tu parroquia de Oviedo, a sabiendas de que a la salida no los ibas a saludar con tu desparpajo habitual...
Ante la proximidad de tu santo y al no haber podido estar presente en tu despedida, me atrevo a dedicarte estas líneas, porque siempre seguirás viva en nuestros recuerdos.
Ludy García García, Oviedo
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