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Las Fuerzas Armadas en el Principado de Asturias

10 de Octubre del 2019 - Juan Carlos García Palacio

Hice el servicio militar obligatorio hace treinta y tres años en Córdoba, buena parte en una base próxima a la localidad de Cerro Muriano. Al ser la mili una experiencia vivida por muchas personas con percepciones muy diferentes, se evocan imágenes del Ejército que se anclaron en función de lo acontecido. Las opiniones son variadas, con un extendido denominador común fundamentado en que, durante un tiempo (un año como media), no se podía gestionar el día a día con libertad de decisión por estar sujetos a la disciplina militar las veinticuatro horas.

Para mí fue un cambio. Lo pasé bien, lo pasé mal y conocí formas de hacer y ser muy variadas. Los soldados intentábamos pasar aquel tiempo con la mayor rapidez posible evitando problemas. La felicidad, allí, se podría definir como la ausencia de complicaciones.

Conocí oficiales y suboficiales muy comprometidos con la misión, la visión y los valores institucionales; fueron los más. Personas con una gran calidad humana, vocación de servicio e innegable sentido del interés general. También me encontré con algunos de profesión equivocada. Hace algunas semanas un mando militar me decía que el Ejército es una institución seria y que entre tanto personal es difícil evitar que haya alguien que empañe con su conducta el prestigio institucional.

En aquel ejército éramos muchos y la distribución de tareas se realizaba para atender el mantenimiento de una estructura sobredimensionada llena de carencias técnicas. En un momento dado, la evolución política optó por transformar a las Fuerzas Armadas en una institución absolutamente profesional, adaptándola a los requisitos de una defensa con estándares acordes a los compromisos internacionales que España asumió.

La incorporación de la mujer se hizo efectiva de un modo ejemplar con integración plena, se modernizaron equipos e instalaciones, se adoptaron procedimientos y sistemas; en definitiva, la cualificación y la operatividad se elevaron y hoy tenemos unas Fuerzas Armadas de prestigio reconocido nacional e internacionalmente que trabajan en la defensa del orden constitucional y en la creación de entornos de seguridad indispensables para que las acciones humanitarias se puedan llevar a cabo en otros países.

En Asturias, la Delegación de Defensa, ubicada en Oviedo, presta servicios en orden a la difusión de la cultura de defensa, políticas de acción social, administración del personal civil y militar, reclutamiento, inspección industrial y gestión patrimonial. En el concejo de Siero se ubica el acuartelamiento Cabo Noval, sede del Regimiento de Infantería Ligera Aerotransportable “Príncipe” número 3, con la Unidad de Servicios de Acuartelamiento y el Centro de Transmisiones. El contingente, comandado por el coronel Manuel Pérez López, se compone de un millar de hombres y mujeres dotados del material adecuado para cumplir su misión. Disponen de instalaciones funcionales y perfectamente equipadas, con un campo de maniobras específico para operaciones de infantería que se complementa con desplazamientos al campo de maniobras del Teleno, en León.

Tiene además el Ejército de Tierra la residencia de acción social y descanso Coronel Gallegos, en Gijón, dirigida por el coronel Luis Segura Rius. La Comandancia Naval, con sede también en Gijón, representa a la Armada en el Principado, comandada por el capitán de navío Carlos Urueta Lueje, y aunque el Ejército del Aire no tiene una presencia visible en el Principado podemos destacar que el comandante militar aéreo del aeropuerto de Asturias es el coronel José Antonio Gutiérrez Sevilla, director de la Academia Básica del Aire situada en La Virgen del Camino (León).

En marzo del año 2002, el ahora general de división retirado Ramos Oliver escribía un artículo titulado “Cabo Noval y Asturias” en el que manifestaba la sintonía entre pueblo y ejército. Mencionaba la importancia de la defensa en la economía, “la integración del acuartelamiento Cabo Noval en la sociedad asturiana como entidad generadora de riqueza y empleo”.

Siempre es buen momento para recordar que en las instalaciones militares trabaja también personal civil dependiente de Defensa y de las empresas que realizan las obras y servicios contratados. No conozco la cuantía de las retribuciones anuales de todo el personal allí destinado, pero, como nos recordaba el general, buena parte se invierte en bienes y servicios, “alquileres de viviendas, medios de transporte, educación y otros”. Al tiempo, señalaba que las familias de los militares “asentadas en diversas ciudades y concejos forman parte de su población activa o estudiantil”. Es importante tener muy en cuenta lo expuesto, porque ese gasto realizado por el personal militar y civil conlleva demanda de servicios y bienes.

En línea con la oferta de empleo que se genera, citaba, por ejemplo, “los servicios de alimentación, cafeterías, limpieza de viales y zonas comunes, lavandería y peluquería”. Y mucho más: el mantenimiento de la depuradora de aguas residuales, todos los suministros necesarios para “el funcionamiento operativo y administrativo de las unidades, los servicios generales de agua, luz, gas, teléfono, etc., y el mantenimiento de la infraestructura”. Piensen ustedes en la diversidad de proveedores civiles que en las Fuerzas Armadas tienen un cliente dinamizador del tejido productivo, porque en un desglose de los suministros se incluye la industria textil para los uniformes, librería, papelería, productos informáticos, combustibles y lubricantes, ferretería, carpintería, cristalería, mecánica del automóvil, material de construcción, motores, equipos contra incendios, correo, vigilancia y seguridad, productos farmacéuticos, alquiler de equipos, repuestos de todas clases, servicios de fontanería, electricidad y muchos más.

Tomando como fuente los “Cuadernos de política industrial de la Defensa”, debemos considerar que ese gasto “se manifiesta en contratos para el aprovisionamiento de armas, vehículos, sistemas de comunicación y otros bienes y servicios esenciales para la provisión del servicio público de la Defensa”. Tenemos como referencia la Fábrica de Armas de Trubia en lo que refiere a adquisiciones y actualización tecnológica y mantenimiento, pero son varias las empresas que suministran bienes duales, es decir, que sirven por igual a un propósito civil como militar.

El por entonces coronel Ramos Oliver apuntaba también aportaciones de carácter formativo (“el recurso humano como multiplicador de capacidades y rendimiento”), demográfico, colaborativo y sería de gran interés que desarrollase la recopilación de datos ofreciendo un estudio más amplio.

El impacto que la política de defensa tiene en la economía es innegable, tanto el directo como el indirecto. El primero, según los “Cuadernos” citados, entendido como “la inyección de recursos que un Sector aporta a la economía”, y el indirecto, “las diversas cuantías derivadas de las relaciones entre los sectores productivos”.

No debemos olvidar un aspecto relevante en la economía de la defensa y es el derivado de los contratos con proveedores extranjeros. Es una práctica extendida la negociación de Acuerdos de Cooperación Industrial “mediante los cuales se consigue que el proveedor en cuestión genere unos retornos equivalentes a la cifra del contrato en territorio español, en concepto de transferencia de tecnología y subcontratación de partes y componentes a empresas españolas”.

Nos recuerda la Estrategia de Seguridad Nacional que “España debe mantener una capacidad defensiva propia, creíble y efectiva, y está comprometida a asumir sus responsabilidades de seguridad colectiva. Ello implica compromisos de participación en operaciones en el marco de las organizaciones internacionales de las que es parte, en especial aquellas relacionadas con proporcionar estabilidad fuera de sus fronteras”.

Compromiso y deber que implica la asignación de unas partidas presupuestarias. Recursos económicos que atendiendo al valor que representan de cara a la seguridad que se proporciona son siempre una inversión.

La cultura de la defensa aporta el conocimiento para comprender la importancia de la seguridad. Al igual que sucede con la salud, suele pasar que solo se aprecia cuando se pierde. En la teoría jerárquica de las necesidades humanas formulada por Maslow, en el primer escalón las personas cubren sus necesidades básicas y en el segundo buscan la seguridad. Dos eslabones que son complementarios porque sin seguridad no hay desarrollo y sin desarrollo no hay recursos.

En septiembre ha tomado posesión como nuevo delegado de Defensa el coronel Juan Luis González Martín. En sus palabras iniciales hizo referencia al déficit social en el conocimiento de las Fuerzas Armadas y su compromiso en divulgar su misión llegando a todos los rincones del Principado. Los militares profesionales cada día hacen docencia con su trabajo, los reservistas voluntarios colaboramos con ellos. Somos muchos los que cumplimos el deber constitucional de la defensa y ahora ejercemos el derecho a idéntica responsabilidad. La defensa también es cosa de todos y todas.

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