Lugones ya tiene regalo de Reyes: Un tanatorio
Hace unos días, LA NUEVA ESPAÑA publicó una noticia cuyo titular reproduzco: «Para Lugones, el tanatorio y la revisión del PGOU; para La Fresneda (urbanización), el polideportivo».
Podría solamente volver a recordar la noticia en su titular por si alguno de mis convecinos no tuvo la ocasión de leer la prensa ese día. Pero no es solamente ésa mi intención, pues como iría comprendiendo el lector, ésta va mucho más allá.
Sin entrar en consideración sobre si un velatorio es o no una prioridad para Lugones, o si éste es más o menos demandado –cuestión ésta en la que no voy a entrar– si lo haré en criticar su ubicación, y ya de entrada.
Dice la noticia que es una «vieja reivindicación» –según manifiesta el autor, citando como fuente de información al representante del Conceyu–. Será verdad, pero aunque solo sea por «higiene política» hay que ponerla en cuarentena, dada la nula representatividad política de este edil, ya en el ocaso de su efímera «carrera política» la cual, por cierto, pasará sin pena ni gloria.
Todos sabemos que un tanatorio guarda una relación directa con el «más allá». Es decir, el mundo de los muertos. Los vivos, mientras en ese estado estemos, nos movemos por otros ámbitos. Lo que no es óbice para no estar exentos, obviamente, de ir a cumplir con un deber tan humano como el de consolar a los afligidos, acompañar a los familiares y rezar por el amigo, familiar o vecino que nos ha precedido en este «hasta luego».
Pero la vida continúa. La rueda sigue girando y con el tiempo, todo vuelve a una relativa normalidad.
Normalidad que no significa olvido, ni para el ser querido, ni para el camino que todos hemos de seguir, tarde o temprano. Por eso, porque unos afrontan ese duro trámite con más valentía que otros, con más entereza que otros, y con más fe que otros y con más lucidez, no parece lo más propio ubicarlo frente a una residencia de la tercera edad. Como en su momento no lo fue el construir las piscinas sobre el actual cementerio. O situar éstos frente a los centros hospitalarios, como hay casos en Asturias.
Tampoco parece muy apropiado el situar este tipo de servicios a la entrada de las localidades, como el caso que nos ocupa.
He criticado lo último, y ahora advierto de lo primero. Y por las nuevas funciones que en la actualidad prestan estas compañías, como pudiera ser la incineración; me pregunto: ¿es necesario crearnos un problema, de tipo ambiental, además de estético, con la experiencia que hemos tenido con el horno de la antigua Mersa, salvando las diferencias, como es obvio?
Y por último, y al hilo de la información en cuestión, debo de felicitar al representante elector de la urbanización La Fresneda por conseguir un récord inigualable; el polideportivo, que viene a demostrar que los «pueblos tienen los representantes que se merecen (en este caso los ediles)».
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