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El dinero tendría que tener fecha de caducidad

17 de Octubre del 2019 - José Viñas García (Oviedo)

Quien no se lo gaste en un tiempo determinado será confinado por el Estado para darle uso y abuso. Ustedes no acaban de enterarse de que solo estaremos aquí poquito tiempo, muchos, igual mañana ya no estaremos aquí, tengamos la edad que tengamos. Allí donde vamos todos en ese último viaje, no nos dejarán llevar equipaje alguno. ¿Por qué seremos tan memos, si podemos dar alegrías y vida, que nos llenará de satisfacciones? ¿Por qué acumular para que lo disfruten otros que estarán deseosos de vernos muertos para heredarlo lo ante posible?

¿A quién beneficia el dinero parado? A unos pocos. La riqueza de un pueblo se mide por la capacidad de consumo de sus familias; sin movimiento de dinero, la supervivencia humana y de muchos animales domésticos y salvajes desaparecerá en muchas zonas que ahora llaman la España vaciada (vaciada por ustedes, ineptos). Está demostrado (a la vista de cualquiera) que alrededor de las familias y empresas viven muchos animales domésticos y salvajes que sin ellos desaparecerán. Al igual que los amantes de los toros dicen (nadie puede rebatir esa verdad) que si se prohíben las corridas con ello desaparecerán no solo empleos y riqueza, sino también el toro de lidia. Ustedes de tanto mirar para arriba para la capa de ozono (que también es cosa nuestra y a tener en cuenta) se olvidan de mirar para abajo, donde las familias están enterradas hasta el cuello en un fango de pobreza que va invadiendo inexorablemente todos esos lugares donde antes existía vida y alegría.

Algunos se preguntarán: este ahora va a darnos una lección de economía básica sin ser economista ni nada que se le parezca… ¡Pues sí! Perdonen mi mucha modestia.

Una familia de un patrón y cuatro hijos que trabajan para él, si les paga un sueldo decente, podrán formar familia, viajar, comprar y pagar impuestos. Si además de esto el patrón invierte en aumentar la empresa en vez de acumularlo para sí, sería espléndido para contratar más personas, más familias y más vida alrededor. Si el patrón se lo guarda para sí o les da un sueldo de miseria, estos cuatro pasarán a ser pasto de la pobreza por la avaricia de uno solo. A su alrededor solo crecerán la necesidad y la negatividad.

Por eso es esencial que los gobiernos inviertan en obra pública, en empresas, o faciliten con subvenciones a quienes, si caducara su dinero, tendrían que también ponerlo a disposición del bienestar de todos. Es una panacea o un sueño, pero, acercándose mucho a ello, podremos alcanzar algo mejor de lo que vemos: la ruina que va invadiendo cada rincón de Asturias al ir cerrando industrias primarias como el carbón, que a su alrededor era una fuente de riqueza.

Con la industria del carbón se generaban puestos de trabajo directos que quizá por las dificultades de su extracción tenían pérdidas constantes, pero qué me dicen de los indirectos: transporte, comercio, bares, restaurantes, agencias de viajes, notarios, abogados, médicos, hoteles, concesionarios, imprentas, empresas de todo tipo: las que fabricaban y vendían guantes, ropa de trabajo, botas, explosivos, industria maderera, fontanería, mecánica, jardinería, librerías, todo lo relacionado con medios de extracción y tracción... no sé, calculen una lista interminable que vivía de eso que muchos decían deficitario. Lo deficitario es ahora, pagar desempleo y estancamiento general de la economía. No es cerrar minas y térmicas, es cerrar todo medio de vida en zonas enteras. Mientras, nuestros políticos hablándonos de energías limpias: ¿dónde están? Viviremos del aire limpio, del agua cristalina, de ver ositos amorosos o jabalíes pasearse por las ciudades.

Díganme, ¿qué política económica sale de la boca de todos esos economistas o asesores de los gobiernos y partidos para dar solución a este problema del desempleo y la precariedad? ¡Ninguna! Solo se les da bien predecir el pasado, vendiéndonos cada cual su libro lleno de gráficos de lo que pudo haber sido y no fue. Solo saben meter miedos, acongojar más y más, retraer el consumo y la inversión, prediciendo crisis que vendrán como el cuento del lobo. Se curan en salud, pero no son capaces de poner sobre la mesa una sola salida a tan tremenda realidad.

Por eso digo que el dinero debe circular. Es el único generador de empleo y consumo. Si se queda en manos de unos pocos para figurar en las listas de los más ricos del planeta, estaremos jodidos la mayoría, a expensas de que los acomodados políticos les hagan pagar impuestos en condiciones si no son capaces de invertirlo para generar riqueza, inversión, innovación e investigación; de lo contrario: caducidad y a otra cosa, mariposa. Pero no, todo está estancado. Al meternos miedo, todos los que pueden ahorrar no gastan, guardan para esas vacas flacas que dicen insistentemente todos que vendrán. Con lo cual “hemos hecho un pan como unas hostias”.

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