La sentencia del "procés" calienta Cataluña
Las últimas declaraciones de Pablo Iglesias criticando la judicialización del conflicto en Cataluña y lamentando que la sentencia aleje la “resolución”: “Hoy no estamos más cerca de una solución política del conflicto”, dijo el líder de Unidas Podemos, contra “la dureza del presidente en funciones” por su alusión al “íntegro cumplimiento” de la sentencia, que considera excesiva y dura y de forma irresponsablemente electoralista por parte de un incendiario PSOE.
Yo le aconsejaría que dejase de decir tonterías. Un presidente de un gobierno de un país democrático donde rige el Estado de derecho tiene la obligación de decir lo que ha dicho el presidente del Gobierno: que se cumpla la ley que garantiza los derechos de todos los ciudadanos y que se cumpla en los estrictos términos que impone el poder judicial independiente. Otra cosa es que, si los delincuentes separatistas mañana dicen que se arrepienten de sus acciones totalitarias, que se han equivocado, etcétera, y piden el indulto, se lo plantee el Gobierno como una medida política. Pero lo tienen que pedir los delincuentes. Aplicar la ley y las sentencias es uno de los fundamentos de las democracias y del Estado de derecho. Eso es lo contrario de ser incendiario. Ser incendiario es decir que no se cumplan la ley, ni la Constitución, ni los estatutos; ser incendiario es decir que las sentencias son injustas y que no se apliquen. Eso es ser incendiario. En todo caso, ser incendiario como es la derecha, al igual que los secesionistas, es decir que se apliquen cosas más allá de la sentencia en su sentido estricto, o contra la sentencia. Ejemplo: ser incendiario es decir que no se apliquen los beneficios penitenciarios insertos en las leyes y ser incendiarios es decir que no se aplique la sentencia del poder judicial en el sentido que dicta la propia sentencia.
Pablo Iglesias sigue en su línea de ahondar en la enorme decepción de muchos de los que habíamos depositado nuestra confianza en un proyecto político que parecía sólido y lleno de sentido común. Para él no parece que tenga importancia la grave fractura social, política y económica que han provocado en Cataluña estos iluminados del “procés”. Va a costar varias generaciones superar este problema que han creado, y muchos seguramente no llegaremos a verlo, y no hablo ya de las pérdidas materiales que hemos sufrido, es increíble que no quieran verlo desde su posicionamiento, que está por encima del bien y del mal.
Hay quien aún cree que pasar de una dictadura a una democracia supone pasar de no poder hacer nada a hacer lo que te da la gana. Estos del “procés” se pensaban que con el rollito Flower Power se podían saltar la ley, pasar por encima de al menos la mitad de la población, y que además les iban a aplaudir en todo el mundo. La endogamia es lo que tiene, que solo ves a los aplaudidores. Si esto lo hacen en Francia, por ejemplo, les cae el doble.
Ahora entenderán muchos por qué Pedro Sánchez no quería a UP y a Pablo Iglesias en el Gobierno, porque a la primera de cambio iban a tener comportamientos distintos con la sentencia del Tribunal Supremo. Pedro Sánchez, a favor de que se cumpla la ley y caiga el castigo sobre quien ha cometido algún delito, en este caso los políticos independentistas, mientras Pablo Iglesias pide que se les indulte y que no cometieron ningún delito y que son cosas políticas.
Por otro lado, estoy de acuerdo con que los problemas políticos tienen que resolverse políticamente, pero si cualquier ciudadano quiere cambiar la ley debe acogerse a las normas para esa modificación, y nunca se puede hacer de forma unilateral; si un ciudadano deja de pagar cualquier impuesto o tasa municipal porque la considera injusta, la ley actuará contra él; pues en justa reciprocidad la ley ha actuado contra quien se saltó la ley tratando de imponer su visión de forma unilateral.
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