Les altres catalans
Me he tomado prestado el título de la obra de Francesc Candel sobre la inmigración para diferenciar las dos Cataluñas. No sé si existe el gen ario, o por lo menos superior, si existe algunos catalanes lo tienen, un pueblo que tuvo casi el monopolio del tráfico de negros, que perdió con la pérdida de Cuba en 1898; o que consiguió arruinar a Galicia en el siglo XIX, vía aranceles, logrando el monopolio textil, e incluso cuando Franco dotó a Cataluña con más del 60% del antiguo INI, y creando la Seat en terreno catalán. Ya a Alfonso XIII, no le gustaba ir a Cataluña porque siempre le estaban pidiendo.
A esa maravillosa tierra, a la que considero mía, llevo 50 años acudiendo a ella, aunque siento que no soy bienvenido por algunos: aún recuerdo cuando las antiguas masías me vendían sus productos, manzanas, melocotones, etcétera, siempre colaban a los franceses en las tiendas, antes que los españoles, pero al menos aceptaban nuestro dinero, tanto que había que contar los productos, pues siempre se solían equivocar cobrando 8 en vez de 6 (hablo de la costa rural). Hoy me han llegado a decir que "para cuatro españoles que vienen, además vienen a robar".
Hay una frase de la yaya de mis sobrinos que retrata el pensamiento catalán. Con las primeras elecciones, le pregunté: "¿A quién va a votar, yaya?", si fuera española votaría a Alianza Popular, pero como soy catalana votaré a Convergencia y Unión (el partido de Pujol); una persona que escapó del hambre de Cartagena para terminar siendo portera de finca urbana en Barcelona. Después de 40 años de políticos que se olvidaron del servicio y lo cambiaron por poder, y no eximo a nadie. AP, PP, PSOE, PCE o los independentistas. Partidos que renuncian al socialismo para aliarse con independentistas, hoy, como digo, después de 40 años de odio, han creado un monstruo, que los españoles creemos descontrolado, pero nada más lejos de la verdad, sigue comandado por la burguesía que se toma un té en la Bonanova, mientras la Policía trata de contener a sus niñatos en el Eixample, lejos de sus casas.
Yo me pregunto: ¿qué quieren ahora?
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