Alberto González, "el gran dictador"

El diccionario de la RAE define la palabra dictador como aquella persona que adquiere una serie de poderes y los utiliza para someter a los demas, abusando de su autoridad para imponer sus ideas y empleando su fuerza para acallar las voces críticas. El señor Alberto González, máximo accionista del Real Oviedo, otrora enterrador del balonmano Naranco y en los últimos meses perseguido por la justicia, bién podría adaptarse a esta definición, sobre todo después de sus actuaciones de los últimos meses, las cuales lejos de acercarle a la afición oviedista han reabierto viejas heridas y han levantado muros insalvables entre Consejo y seguidores del equipo azul. La actividad censora de este individuo comenzaba allá por el mes de noviembre, cuando su portavoz, José Ramón Prado, salía a la palestra para quitar credibilidad a unas encuestas realizadas en el seno del oviedismo para conocer el grado de aceptación por parte del mismo de la gestión del Consejo de Administración azul. Un par de meses después, a raíz de una entrevista a dos mandatarios de la entidad azul en etapas pasadas, como Eugenio Prieto y Manuel Lafuente, el entorno del máximo accionista reaccionaba publicando un panfleto llamado "Real Oviedo, si!", que trataba de acallar las voces críticas con mentiras y tratando de describir una realidad digna de un guión de Amenábar. Este documento pretendía ser una prueba y ya va por el 15º número.

El desencuentro de la afición con el máximo accionista del Oviedo, Alberto González, se hizo patente una vez más el pasado domingo. Desde el club se intentó por todos medios que las pancartas y cartulinas que se mostraron en la segunda mitad del partido no llegaran al estadio y mucho menos a las gradas. A lo largo de la pasada semana empleados del club se dedicaron a tratar de impedir que se realizaran las pancartas en los locales que las peñas tienen en el estadio y durante el encuentro se pusieron candados en algunas puertas de locales que habitualmente usan las peñas para que no pudieran sacarse las pancartas. Al parecer, el club podría haber utilizado hasta 74 candados, pero en su objetivo de censurar a la afición fracasaron.

Tal vez para evitar que se conozcan este tipo de movimientos y la 'caza de brujas' que el máximo accionista ha iniciado y en el que emplea muchos de sus esfuerzos, la nueva portavoz del consejo, Paula Calleja, impide a los medios de comunicación acceder a determinas zonas del campo a las que siempre tuvo acceso.

En las últimas semanas, la actitud del club es de tratar de evitar cualquier manifestación contra el máximo accionista, que en el último partido no acudió al campo. Tras el encuentro no se permitió acceder al aparcamiento interior del estadio a algunos aficionados que quisieron saludar al ex oviedista Yeray Ortega, que se vió obligado a salir a la rampa de acceso para saludar a esos aficionados con los que le une amistad desde su paso por el club.

En el periódico que hace unos tres meses se edita bajo el auspicio de la entidad, se aseguraba el pasado lunes que «obedientes a las consignas enviadas desde el más allá, los aficionados desenrollaron unos folios con el mensaje "Alberto vete ya"».

Además, se alude a la «cobardía» de quienes mostraron los carteles y pancartas porque «la complicidad de la nocturnidad y los locales que el Ayuntamiento de Oviedo cede a los peñistas envalentona a los que no se atreven a entrar por la puerta con el cartel por delante».

Lo que parece claro es que los mensajes de las pancartas desplegadas como «Alberto, ni en la Champions te queremos» o «Gabino: ¿Con el Oviedo o con Alberto González?», molestan al máximo accionista, que cada vez se quedando más solo y podría perder el apoyo municipal que desde su llegada sustenta a la entidad. De hecho en el consejo son varios los miembros que, en privado, asumen que la situación es insostenible.

Señor Alberto González, deje usted de lanzar campañas censoras como si todo el mundo estuviera equivocado y usted fuese el único que circulase en la dirección correcta. Sea consciente de que si le molestan 3.000 pancartas, imagínese lo que puede pasar si el equipo no logra el ascenso y se repiten incidentes de épocas pasadas, como lo acontecido en el Oviedo-Elche. Su sóla presencia en el palco, su idiosincrasia y sus actos son una provocación para el sentimiento oviedista. Por eso el domingo pasado, el próximo partido en casa, y el primero del play off, y el segundo y... acudiré al Carlos Tartiere con la camiseta azul, la bufanda y la pancarta que reza "Alberto vete ¡Ya!". Hala Oviedo. Volveremos