Rectificar no es de sabios
Si fuéramos sabios no nos equivocaríamos tanto, no meteríamos la pezuña hasta el fondo tan frecuentemente, no diríamos o haríamos tantas cosas de las que nos arrepentimos, no tomaríamos decisiones erróneas una y otra vez, o no tropezaríamos tan a menudo en la misma piedra.
De sabios sería equivocarse menos, no hacer o decir tantas sandeces, tener más empatía con los demás, no tener rencor, envidia o celos, sentimientos que nos hacen sufrir y ser más vulnerables.
Pero, así como errar es humano, rectificar no es en modo alguno de sabios, porque si lo fuéramos no nos equivocaríamos tanto y nos privaríamos de pedir perdón, que es el mejor ejercicio de humildad que podemos hacer y que nos hace mejores personas.
No me parece que esta frase tantas veces repetida sea muy acertada. Creo que la sabiduría o la necedad responden a otros parámetros, a otras circunstancias que nada tienen que ver con el asunto en cuestión. Y si lo aplicáramos a los políticos no sería ni lo uno ni lo otro, porque la soberbia y los intereses de partido no les dejan ver el bosque.
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