Quedar como un señor
De todas las frases hechas que utilizamos en nuestro idioma, me he parado a pensar en la que encabeza el título de esta carta, porque últimamente la escucho muy a menudo y casi siempre referida a separaciones o a divorcios.
Cuando uno se refiere a sí mismo en estos términos, la frase tiene un significado específico, pero cuando lo dicen los demás acerca del sujeto en cuestión puede tener otro muy diferente.
“He quedado como un señor”, dicho de uno mismo tiene un ego tan superlativo que adultera cualquier otro valor.
“Ha quedado como un señor”, dicho sobre alguien sin conocer la versión de la otra parte, es aventurado e inútil.
Se “queda como un señor” cuando se actúa de buena fe, en cualquier circunstancia, con honestidad y ética, sin buscar la autocomplacencia y el elogio de los demás. Sin pretender “quedar como un señor”, ni hacer lo imposible para que los demás lo vean así.
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