La Nueva España » Cartas de los lectores » Teatro de títeres en el Ayuntamiento de Cudillero

Teatro de títeres en el Ayuntamiento de Cudillero

30 de Abril del 2010 - Diego Ribeira López (Cudillero)

Al final no me equivocaba: usted, señor alcalde, es mucho más expeditivo cuanto más público es el verbo que lo acomete. Unos días después de mi primera carta de lectores («Ayuntamiento de Cudillero o elogio de la incultura»), usted decidió prescindir de mis servicios como profesor de español para inmigrantes. Unos días después de la segunda («Al alcalde de Cudillero»), decidió pagarme la remuneración que se me adeudaba.

A simple vista parece sencillo; lamentable de su parte, por supuesto, pero sencillo. Y sin embargo no lo es, porque lo curioso radica en el cómo, en la manera mediante la cual se ha desenvuelto. Eso es lo que hoy quiero compartir con los lectores, porque es justo que la gente conozca nuevos matices acerca de la clase de regidor que tenemos en Cudillero. A mí, desafortunadamente, ya no me hace falta que me digan quién es usted, porque usted mismo me lo deja claro con cada paso que da. Lo que me parece insólito (no me parece, pero en fin) es que usted aún no sepa quién soy yo. Y no lo sabe, de eso no hay dudas, porque de saberlo no habría montado el teatro que montó. No habría ordenado a uno de sus títeres que me llamara por teléfono, fingiera que no estaba al tanto de nada, que deseara hablar conmigo para aclararlo todo, que se ofreciera a solucionar el tema del pago y que, de paso, me diera alguna explicación; que ese mismo títere me llamara a primera hora del día siguiente para informarme que el dinero ya estaba depositado, para avisarme que su concejal de Hacienda me pedía disculpas (otro pobre títere, y tanto más por tener que serlo a su edad), y para lamentarse de que algo tan sencillo hubiese terminado así. Si me conociera, no me habría subestimado de esta manera. Y no estoy diciendo que sea inmune al engaño de un teatro, pues he sucumbido a varios; estoy diciendo que a usted le faltan todavía muchos ensayos antes de poder engañarme.

Triste, verdaderamente triste. Pero al menos quedarán en este drama unos cuantos datos sobre su persona. Mucha gente sabrá, por ejemplo, que no tiene el suficiente valor como para dialogar cara a cara con un ciudadano de su comunidad. Sabrán que prefiere esconderse detrás de sus títeres antes que dar explicaciones por cuenta propia. Y sabrán también que este ciudadano no piensa quedarse sentado y en paz por el hecho de haber cobrado, porque no era una cuestión de dinero, sino de respeto, y ese respeto aún no lo he recibido.

Pero lo más triste es que existan títeres con que armar teatros. Y que conste que no tengo nada en contra del teatro de títeres, al contrario: me parece un género digno que cuenta con una noble tradición, que siempre ha fascinado y dado entretenimiento a grandes y chicos. Sólo digo que cuando los títeres son personas, y esas personas aceptan degradarse por miedo a las represalias del titiritero, entonces el teatro deja de ser entretenido. Ya no hay nada fascinante allí; nada noble, mucho menos digno.

Cartas

Número de cartas: 45933

Número de cartas en Septiembre: 37

Tribunas

Número de tribunas: 2082

Número de tribunas en Septiembre: 4

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador