La burocracia de los bancos
El pasado jueves 14 de noviembre de 2019, tras haber sido presidente de mesa en las elecciones del domingo, me acerqué a una oficina bancaria a cobrar el “cheque al portador” que nos dieron ese día. Como en el encabezado del cheque traía Liberbank (calle San Francisco, n.º 15), me acerqué a cobrarlo a la oficina de esa entidad bancaria que tengo más cerca de casa (plaza Luis Ruiz de la Peña, s/n, 33011 Teatinos-Oviedo).
Entré en la oficina a las 10.47 horas. Coincidió que no tuve que esperar cola, había una cajera libre en ese momento, la que estaba en el mostrador más cercana a la puerta. La señora del mostrar me pidió el DNI, hasta ahí todo normal.
Debió de teclear en el ordenador mi número de DNI y como le aparecía por algún lado, quiso actualizarme los datos (nueva dirección). Me preguntó si la dirección del DNI era la nueva dirección. Y se puso a actualizar unos datos sin preguntarme siquiera si le autorizaba o no. Y preguntándome yo durante todo ese proceso varias cosas... Primero, para qué había buscado mi DNI en el sistema. Segundo, para qué necesitaba actualizar mis datos para cobrar un cheque al portador. Tras un rato de espera, debió de terminar de hacer las actualizaciones oportunas. Pasó a continuación a preguntarme si trabajaba por cuenta propia o por cuenta ajena. Ahí, le paré los pies. Y le dije que ya no era cliente de ellos. Me dijo que aparecía en el ordenador como autorizado en otra cuenta. Le dije que debía ser la cuenta de mi hermana, donde me autorizaría por si acaso a ella le ocurriera en un futuro algo. Pero que yo no tenía ninguna relación personal ni cuenta bancaria con ellos. Que ya llevaba tiempo desligado de cualquier relación. Que solo iba a cobrar un cheque al portador, no nominal. Y que no entendía la necesidad de recoger todos esos datos.
Debió de enfadarse un poco, porque su trato ya fue un poco menos educado a partir de ese momento. A continuación, me preguntó que si autorizaba o no a recibir publicidad e información por parte del banco. Me quedé pasmado, pensé que era una broma. Le volví a comentar que solo iba a cobrar “un cheque al portador”. Que entendía que me pidiera el DNI para registrar la persona que lo había cobrado, pero que todo lo demás sobraba.
Me dijo que solo me podía dar el dinero si firmaba autorizando o no el envío de publicidad, etc. Al final firmé, a regañadientes, sobre una tableta digital donde había marcado ella tres casillas con el “no”. De lo firmado no se me dio copia alguna.
A continuación, me dijo algo que me dejó ojiplático. Que solo me podía dar el dinero si llevaba una fotocopia de mi nómina y no sé qué otro papel más. Que ahora desde el Banco de España se lo requerían.
Le volví a decir que no entendía qué necesidad había de todo eso para cobrar un cheque al portador de 65 euros, que era información personal. Que quería hablar con el responsable de la oficina. Me comentó que la subdirectora no estaba en ese momento, pero que, si quería esperar, no tardaría. En algún momento de la conversación, le había comentado yo que tenía prisa, que había dejado la comida en el fuego y que agilizara los trámites.
Por supuesto, no esperé. Salí de la oficina a las 11.02 minutos. Casi 20 minutos para esa gestión. Y encima, me fui sin cobrar el cheque y condicionándome la cajera el cobro del cheque a que le facilitara esos papeles.
Al llegar a casa, me puse en contacto con la Junta Electoral, que me remitieron a hablar con la Delegación del Gobierno, Caja Pagadora. Los cuales quedaron muy extrañados y me remitieron a acudir a otra oficina. Y en caso de tener problemas, me dieron un teléfono, para que los de la oficina bancaria se pusieran en contacto con ellos.
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