Los hermanos de la Salle: educadores y mártires en Asturias
Se cumplen los 300 años del fallecimiento de San Juan Bautista de la Salle, el noble que revolucionó la educación de su tiempo, basada en unos principios claros y dinámicos: fraternidad, escuela y evangelización. La Salle fue en su tiempo un sacerdote atípico, nada convencional y un adelantado en la educación que marcaría un camino en la historia de la evangelización pedagógica. Su gran preocupación era que los más pobres entre los pobres tuvieran una buena educación, algo impensable y provocativo en su tiempo, cuando eran los hijos de la nobleza alta y media los pocos que tenían acceso a la educación. La primera medida que tomó al fundar su congregación religiosa de hermanos no sacerdotes era introducir la fraternidad en la escuela. Para él la figura del maestro aislado, amo y señor de la escuela, no era suficiente para la enseñanza activa. Otra de las medidas más importantes que causaron gran conmoción en su tiempo fue la de fundar la escuela en función de los niños pobres, quienes no tenían la posibilidad de poder educarse debido precisamente a la pobreza familiar. En esta solicitud para ampliar la educación a los niños pobres vio el sentido de su vida sacerdotal. Su apuesta por los niños pobres le trajo muchos decepciones, fracasos e incomprensiones que lo motivaron más en su compromiso para adecuar la pedagogía a las necesidades reales de los alumnos en unos tiempos en que los maestros estaban desprestigiados e incluso mal vistos. Juan Bautista de la Salle lo tenía muy claro, había que concienciar a los maestros de la importancia de su misión en la sociedad. Por eso los maestros de las escuelas cristianas debían ser ministros de Dios y embajadores de Jesucristo, además de padres espirituales de los alumnos. La gran apuesta de la Salle fue la escuela cristiana. Para ello en los centros de la Salle, desde el primer momento, los saberes profanos siempre han tenido entidad propia e importancia, en armoniosa convivencia con las inquietudes pastorales y catequéticas. Como decía a sus hijos los hermanos de la Salle: “Junto en comunidades para la misión educativa establecida en aquellos lugares a los que Dios nos envía cada día y asociados en red con muchas otras comunidades”.
Uno de estos lugares a los que Dios destinó a los hermanos de la Salle fue Asturias, donde fundaron colegios en los que se han educado hasta hoy miles de jóvenes asturianos. En pueblos y ciudades como Gijón, La Felguera o Ujo. Algunos hermanos de la Salle fueron asesinados en Turón, cuando se desató la terrible persecución contra La Iglesia católica por parte de comunistas, socialistas y masones. Los hermanos de la Salle daban clase gratuita a los hijos de los mineros, algunos de los cuales participaron en martirio de los profesores de sus propios hijos con el pretexto falso de que en colegio guardaban armas. La Iglesia ha beatificado a los hermanos de la Salle que educaban a los niños asturianos en tiempos insensatos de odio y terror. Celebra la festividad de los Mártires de Turón: Cirilo, Jaime, Hilario y compañeros mártires, ocho hermanos de la Salle. Su conmemoración litúrgica es el 9 de octubre; fueron canonizados por San Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999, hace veinte años.
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