A Pedro Izquierdo
Mi padre era la mejor persona que conozco. Es cierto que a veces era un poco estricto y serio, pero, sobre todo, era buena persona. Un bonachón. Mi padre colaboraba siempre que podía con quien lo necesitara, ya fuera con un favor, algo material o un simple consejo.
El sábado en el tanatorio muchos de sus antiguos compañeros le recordaban con cariño. Me quedo con una frase que me dijeron: "Tu padre era muy buen médico, no solo por lo profesional, sino por lo buena persona que era". Sé que puede parecer lo típico que se dice en este tipo de situaciones, pero en el caso de mi padre, sé que lo decían de verdad.
No hay más que ver su Facebook, lleno de mensajes cariñosos, incluso de personas que solo eran "conocidos virtuales". Su adorado Facebook. Tengo que confesar que mi padre era un negado para las tecnologías, pero ¡qué bien se le daba manejar su Facebook y sus grupos de fotos antiguas de Oviedo! Y es que mi padre era un enamorado de Oviedo, de sus calles, pero sobre todo de sus bares. Siempre decía: "A mi funeral vendrán muchos camareros". Y cuanta razón tenía. Se hacía querer allí donde fuera.
Al igual que en Ribadesella, ¡qué feliz era mi padre en esa villa! Con su Botica, su Casa Juanito y su Ancla, donde ya tenía siempre su Bacardí con Coca-Cola en la mesa esperándole. O como diría él: "Rum Bacárdi with coke with ice dubel", la única frase que sabía decir en inglés.
Papá, te prometo que cuidaré de mamá. Si mi padre fue ejemplo de buena persona, mi madre es la representación de la generosidad. Siempre a su lado, en los buenos y en los malos momentos; un tándem perfecto. Ojalá algún día pueda tener una compañera de vida tan buena como la que tuviste tú, papá.
También cuidaré de Maca, Moni y Margui. Estaré pendiente para que Margui no se nos despendole más, e intentaré que cambie su intención de voto. También para que Maca siga trabajando en ese sitio cuyo nombre no eras capaz de recordar, pero que siempre arreglabas diciendo: "Trabaja en algo de moda". Moni es ahora el médico de la familia. Ella va a ser fuerte y en enero sacará la plaza del MIR para que te sientas orgulloso de ella. Porque, aunque siempre decías que no querías que ninguno de tus hijos fuera médico, solo había que ver cómo te brillaban los ojos cada vez que Moni y tú os poníais a debatir sobre temas médicos en la mesa.
En nombre de mi madre, mis hermanas y en el mío propio, quiero agradecer a todos los que, de una manera directa o indirecta, tuvisteis alguna relación con mi padre. Puedo afirmar que mi padre fue realmente feliz y, en gran parte, gracias a vosotros. En especial, queremos agradecer a mis tíos y primos Fernández-Ladreda porque han sido una verdadera familia, no solo para mi padre, sino también para la tía Ana.
Papá, solo me has dejado compartir contigo 19 años, y me han sabido a poco, pero te aseguro que no podían haber sido mejores. Has sido el mejor padre, mejor marido, mejor amigo y mejor maestro de vida.
Nos ensañaste todo, pero se te olvidó enseñarnos a vivir sin ti. Te queremos, papá.
Maca, Moni, Margui y Pedrín
Oviedo
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