Malos tiempos para ASEM
Onís Peral
Asociada de Asem
La Asociación Empresa Mujer (Asem) se fundó en 1996; yo soy asociada desde 2000. A lo largo de los años vi crecer y desarrollarse esta asociación a la que tengo mucho cariño, hasta convertirse en referencia en Asturias, con un prestigio que nos abría las puertas de todas las instituciones y el respeto de todo el mundo, el empresarial y el político, fuera del color que fuera.
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Una asociación en la que primaba el compañerismo, el tejer redes entre las asociadas para apoyarnos y empujarnos hacia arriba, bajo el liderazgo de Kike Gómez Haces, una persona espléndida, siempre empoderándonos a las demás, con la seguridad que da ser líder por derecho y nunca sintiendo que podríamos hacerle sombra, porque, evidentemente, a Kike nadie podía hacerle sombra. Y siempre ayudada por Carmen Rodríguez, a la que siento casi como una segunda madre –como creo que muchas asociadas– por el cariño que nos daba a todas "sus" emprendedoras y empresarias.
En esos tiempos aprendí de muchas compañeras de Asem que ejercieron en mí de mentoras informales –cuando aún no existía la moda del mentoring–. Compartíamos los problemas que por mujeres y empresarias nos encontrábamos, las inquietudes y objetivos de cambiar esa situación de desigualdad y las ideas que fluían y que hicieron de Asem una asociación pionera. Podría contar miles de anécdotas y de buenos recuerdos que darían para escribir, aunque ya con esto queda claro mi cariño, compromiso y orgullo de pertenencia a Asem.
Por eso, me produce una profunda tristeza ver la situación en la que se encuentra ahora, con una sentencia judicial que responsabiliza a la anterior Junta de irregularidades muy serias y otra junta anulada por esa sentencia y esas irregularidades que las colocaron ahí.
Pero lo más triste está siendo ver que ninguna de las que provocaron el desastre se dan por aludidas ni intentan corregir su actitud, por el bien de la asociación. Sería de desear que tras esa sentencia tan clara ambas hubieran tenido una reacción digna y limpia, pero nada más lejos; al contrario, intentan mantener el control de la asociación sin mostrar ningún respeto por ella ni por las asociadas. Parece que estamos en un escenario parecido, o peor...
Actualmente está en marcha un proceso electoral salido de una asamblea muy irregular, en el que las dos candidaturas que concurren representan a esas dos juntas involucradas y sus allegadas, con tránsfugas que pasan de una a otra y oportunistas que se suben al carro, pensando que a río revuelto...
Todo esto me hace pensar que el Asem que yo conocí no tiene nada que ver con este que veo ahora. El espíritu de compañerismo y empuje se ha transformado en una simple lucha de intereses personales.
No me gusta lo que veo, ¡no me gusta nada! Y lo peor, no sé si algún día podrá recuperarse aquel espíritu de Kike y de Carmen, porque, desde luego, con cualquiera de estas personas al mando tengo muy claro que no.
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