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Zapatero y Garzón: Pidan el oro de Moscú

10 de Mayo del 2010 - Rafael Barroso Castañón (La Fresneda (Siero))

Hablando de desmemoria histórica, al PSOE le interesa que sigamos hablando de la Guerra Civil para así no tener que hablar de otros temas más urgentes como la desastrosa situación económica en la que nos han metido o la caótica situación autonómica en que nos hallamos.

No es Garzón sólo el que quiere revisar el pasado juzgando a Franco, quitando estatuas, nombres de calles o desenterrando muertos. El verdaderamente interesado es Zapatero, que quiere ganar una guerra 70 años después de que ya lo hubiéramos dado por superado. ZP estuvo varios años de diputado en el Congreso y no abrió la boca para nada, llamaba la atención más por sus silencios que por su espíritu combativo como aguerrido diputado. El Partido Socialista de Felipe González no entró en revanchas ni en disputas, hizo la transición con intención de cerrar viejas heridas.

No obstante, les sugiero a los defensores de ZP que ya que está en esta dinámica revisionista, reclame con el mismo énfasis el oro del Banco de España que el Gobierno republicano, con su ministro de Hacienda a la cabeza, Juan Negrín, mandó primero a Cartagena para posteriormente enviarlo a la Rusia de Stalin robándonoslo a todos los españoles.

Zapatero, desde su cortedad mental, no sabe que esas reservas de oro ascendían a la cantidad de 703 toneladas (cuartas reservas mundiales), de las cuales 193 fueron enviadas a París, dejaron las estanterías limpias; quizá no sepa que en 1936 el Banco de España no era un banco estatal sino un banco privado, que estaba constituido como sociedad anónima por 354.000 acciones nominativas de 500 pesetas cada una; quizá no sepa que ese «expolio» se hizo con un decreto reservado del Gobierno republicano de 13 de septiembre de 1936 que Azaña firmó sin saber adónde iba el envío y cuando se enteró juraba en arameo; quizá no sepa que el ministro de Hacienda, Negrín, se comprometió a devolverlo cuando hubiera un Gobierno legalmente constituido; quizá no sepa que el cajero principal, al ver que las reservas de oro iban a ser expoliadas, se suicidó en su despacho; tampoco sabrá que el 14 de septiembre de 1936 entraron en el Banco de España fuerzas de carabineros republicanos y milicianos y durante varios días se estuvo sacando el oro en cajas de madera de las utilizadas para el transporte de municiones y fue transportado hasta la estación del Mediodía, para posteriormente llevarlo a Cartagena por vía férrea custodiado por la «Brigada Motorizada» del PSOE.

Seguirá sin saber que desde Cartagena el oro fue cargado durante tres noches en cuatro buques rusos, («Kine», «Kursk», «Neva» y «Volgoles») y trasladado al puerto soviético de Odessa, en el mar Negro, y desde allí a Moscú. Y, por supuesto, no sabrá que durante el último año de la guerra, 40,2 toneladas de oro depositadas en Mont de Marsan (Francia) fueron retenidas judicialmente, reclamadas por el Gobierno franquista al ser reconocido por la República Francesa y finalmente recuperados la término de la guerra, eso fue lo único que se salvó del expolio socialista.

Juan Negrín, socialista, ha sido el mayor ladrón de la historia de España. La prueba, bien clara, que la comisión ejecutiva del Partido Socialista en la II República le quitó el carné expulsándolo del PSOE por haber colaborado de esa forma con soviéticos y comunistas durante su etapa al frente del Ejecutivo republicano, para que después, 63 años después, el PSOE de Zapatero haya rehabilitado su figura entregándole el carné a título póstumo.

Ésta es la verdadera memoria histórica que algunos olvidan pero que a otros nos obligan a no olvidar. La historia se lee, se contrasta y se aprende, no se inventa.

Rafael Barroso Castañón, La Fresneda

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