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Informe Pisa y política

5 de Diciembre del 2019 - Agustín Falcón Bascarán

Se ha publicado estos días el llamado Infome Pisa, estudio sobre el nivel del conocimiento en los jóvenes europeos de 15 años, en coincidencia temporal con la constitución de las nuevas Cortes Generales y una fase más de las prolongadas gestiones entre partidos para la formación de gobierno.

Nuestros estudiantes no salen bien parados, su formación se califica por debajo de la media europea en varias disciplinas como Matemáticas, Ciencias, Lectura e interpretación de textos, en aparente contradicción con estos resultados académicos se manifiestan los más satisfechos con su situación.

Esta circunstancia conduce inexorablemente a la comparación y al análisis, contraste entre las carencias temporales ahora de unos futuribles políticos y los comportamientos de los políticos actuales, de los que modestamente aporto aquí algunas consideraciones.

En primer lugar, es preciso reconocer como evidente la coincidencia en cuanto a la satisfacción que les produce su situación, aunque por razones distintas, en un caso las numerosas opciones de ocio, la libertad, protección familiar, y sobre todo juventud, futuro y buena salud, en el otro caso envidiable salario, facilidades para la realización de masters, satisfacción por el trabajo realizado sin límites de esfuerzo en servicio de sus compatriotas. Coincidencias observadas en relación al uso y abuso del móvil en aulas y hemiciclo, coincidencia en el interés por determinados asientos según su ubicación en relación a las cámaras de televisión los politicos, y la presencia y observación del profesor de nuestros jovenes.

Las Matemáticas no parecen ser el fuerte de nuestros políticos, si nos atenemos a las operaciones que se llevan a cabo con los votos ciudadanos, teóricamente iguales en derechos y obligaciones, en su valoración como sujeto de decisiones. La ponderación que significa la ley electoral significa un distinto valor del voto según desde qué parte del territorio se emite, el voto del ciudadano X emitido en la Provincia Y precisa de otros Z votos para obtener un escaño. Ese mismo ciudadano, luego empadronado en otra provincia, precisa un número distinto de votos para alcanzar un escaño con voz y voto.

Por otra parte, se ha creado en el entorno de la ortodoxia numérica lo que denominan "aritmética parlamentaria", y "negociación de la composición", sublime circunloquio que conduce al desconocimiento de a dónde ha ido a parar nuestro voto, al secretario primero de la mesa, al vicepresidente tercero, ¿a ningún sitio, ha sido un voto inútil?

Los partidos se refieren habitualmente unos y presuntamente con malicia a porcentajes de votos en relación a los emitidos, y no a los que figuran en el censo electoral que pondrían de manifiesto su menor representatividad. Cuando se traslada esta práctica a Cataluña y a los deseos de parte de la población de república e independencia se está desvirtuando la realidad, que el 50% de los votos emitidos apoye esta opción significa con una abstención del 70% que los que manifiestan sus deseos de cambio son el 35% del llamado pueblo catalán.

¿Cómo se puede afirmar sin sonrojo que ese porcentaje aplicado a la ley electoral concede a los electos la representación de la voluntad del pueblo catalán de constituirse en Estado independiente?

A los efectos que nos ocupan el pueblo es un conjunto de votos emitidos por ciudadanos distintos en cada cita electoral de criterio variable según las circunstancias y el crecimiento vegetativo. ¿Dónde está una parte importante de los votantes que fueron hace veinte años?, ¿qué pensarán los incorporados por nacimiento o traslado?, ¿con qué pueblo nos quedamos a día de hoy, el que votó el pasado abril o este resultante del 10 noviembre?

En Lectura y comprensión de textos los políticos tampoco darían el mínimo exigible, deficiencia que compensan con evidentes dotes para la representación teatral, el disimulo y la serenidad ante un contenido o criterio nulo de solemnidad.

Como prueba analizamos el concepto "conflicto político", ampliamente tratado en relación a Cataluña y su situación actual, antagonismo, pugna, oposición, según la Real Academia, entre dos conceptos territoriales de fundamento ideológico.

¿Cómo se puede afirmar con un mínimo rigor que en Cataluña no hay un conflicto político? ¿Cómo se puntuaría en Pisa a nuestros jóvenes estudiantes que formulasen semejante teoría? Hay también otros conflictos y otros problemas, radicalismo, deterioro de la convivencia, errores de unos y otros que han contribuido a la situación actual, lo hay evidentemente, con todo el respeto para los que sostienen teorías contrarias.

Esperemos que el tiempo corrija las carencias de nuestros jóvenes quinceañeros y exijamos a los políticos que resuelvan nuestros problemas y conflictos con celeridad, en el menor tiempo posible.

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