La Ministra se nos ha quedado calva
El gobierno español, a través de Carmen Calvo, ha pedido a la Real Academia Española de la Lengua un estudio para "adecuar la Constitución a un lenguaje inclusivo".
Hay que ir más allá, tenemos que ser coherentes. La señora Calvo no puede presentarse con un apellido acabado en -o, es algo claramente machista y arcaico. A partir de ahora, pasa a ser la señora Calva. La ministra Calva tiene que dar ejemplo. Asimismo, la ministra Delgado se nos pone a dieta y pierde peso: ahora es Delgada. ¿Quién no conoce a la ministra Calviña? El señor Marlaska, como es un hombre, debe llamarse Marlasko.
Los partidos de izquierda ya no defienden el ateísmo, han creado una nueva religión, o mejor dicho, una secta: si usas "Hola a todas y a todos" eres miembro de la secta, un fanático de la libertad. Por eso Pablo Iglesias ya habla con un tono propio de un acólito beatorro, piadosillo y buenecito, pero a partir de ahora se apellidará Iglesios, obviamente. Su compañera en el palacete pasa a ser Montera. ¡Amén!
El cambio debe afectar a todos los órdenes de la sociedad. Este tema es dogma de fe. Por eso, Oviedo ya no puede llamarse así, a partir de ahora será Ovieda, para que el nombre de la ciudad refleje que ahí viven hombres y mujeres. En el Congreso de los Diputados se debatirá próximamente una cuestión teológica, filosófica y trascendental para el futuro de España: ¿debería León convertirse en Leona?
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