La Iglesia se mueve
En Cuba la Iglesia católica, que había sido criticada por sus supuestos silencios, ha tomado en las últimas semanas la iniciativa ante la sucesión de los penosos acontecimientos que en los últimos tiempos se han desarrollado en los campos sociales y políticos en la torturada tierra de Martí.
El cardenal don Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, reveló recientemente que ha estado realizando gestiones ante algunas autoridades del Gobierno de la isla con el fin de lograr el cese del airado hostigamiento hacia los sectores disidentes y, sobre todo, sobre las llamadas Damas de Blanco, colectivo formado por un grupo de mujeres familiares de los presos políticos.
Las Damas de Blanco cada semana celebran una misa en una iglesia habanera y después realizan un recorrido en silencio por las aceras cercanas al templo portando en sus manos ramos de flores blancas.
Casi siempre el pacífico desfile de dichas señoras en demanda de la libertad de sus seres queridos ha terminado de forma violenta al verse atacadas por grupos de energúmenos castristas amparados por la impasible Policía del régimen. Días pasados, el cardenal Ortega ha conseguido del Gobierno cubano que cesen los ataques contra las Damas de Blanco. Ahora será preciso esperar que las promesas castristas de no intervención se cumplan, cuestión dudosa para un gobierno de palo y tente tieso. En Cuba son conculcados constantemente los derechos más elementales de la persona humana. En Cuba tienen lugar las más groseras villanías.
El día en que se conozcan los horrores cometidos por el régimen de los Castro a su paso por Cuba, el mundo, que no quiso escuchar, deberá hacer un profundo acto de contrición para limpiar su conciencia.
Efraín Canella Gutiérrez, Oviedo
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