Felicitación de los Reyes y pueblo ejemplar Asiegu
Viendo la postal de los Reyes me viene a la memoria aquella infancia y juventud por Cabrales, eran tiempos en los que no pasamos hambre pero sí mucha necesidad, éramos tres hermanos, yo el más pequeño, nací en el 43 en plena guerra mundial y en aquellos pueblos cabraliegos todos teníamos tierra donde sembrar patatas, maíz y siempre se cebaba un gochu para la matanza, que tenía que durar todo el año, el xatu mejor o el que tenías, pues a lo mejor no había más que una vaca en casa, era para venderlo y pagar la libreta, pues en aquellos tiempos comprabas en la tienda y pagabas al año.
Mi padre, que antes de empezar la guerra civil había hecho unas oposiciones de maestro en Santander aprobándolas y empezando a ejercer 2 meses antes de irse al servicio militar a Zaragoza, nada más incorporarse estalló la guerra civil, claro está que estando donde estaba era soldado de la república, las ideas que tenía no las sé, no tuve nunca la oportunidad de preguntárselo pues murió cuando yo tenía 6 años, es verdad que nunca estuvo preso pero no lo rehabilitaron como maestro pues había luchado en el bando contrario. En la posguerra mi padre tenía un pequeño almacén en casa de ropa, el sábado ponía un puesto en el mercado de Carreña donde muchos vecinos iban a vender allí sus productos manteca, queso, madreñas, escarpinos, miel, etcétera, nuestro transporte era un burro.
Mi padre el resto de la semana iba un día a cada pueblo, negocio que siguió mi madre al morir mi padre, bien es verdad que vivíamos mejor cuando vivía mi padre, porque llevaba arbitrios municipales del Ayuntamiento y el economato de la mina de Dobros, ese fue mi primer empleo a los 13 años, trabajar en la mina. En la venta de los pueblos que se había hecho cargo mi madre yo cuando no había clase en la escuela o vacaciones siempre la acompañaba, tengo íntimos amigos en todos esos pueblos o tenía porque muchos ya fallecieron pero me quiero acordar de uno en especial por circunstancias muy tristes, Poldo en Inguanzo, que perdió a su hijo hace 15 días muy joven y al que no pude abrazar, pues se encerraron en casa y no recibieron a nadie, fue un golpe terrible.
En Asiegu, hoy pueblo ejemplar, y ese corredor desde donde saludaron a los cabraliegos allí reunidos, era y seguirá siendo para mí y para todos los de nuestra época el corredor de la tía Servanda, mujer bondadosa, espléndida, y mejor persona, que yo pude tratar, pues allí parábamos nosotros siempre que íbamos a vender al pueblo, ni se lo hubiera imaginado la tía Servanda colgando la ropa para secar en ese corredor, que iba a ser un día la felicitación de los Reyes de España.
Un día después de muchos años visité al hijo de la tía Servanda en Veracruz, Méjico, y comentándole que mi tío que era su amigo también me había querido llevar hace años y no me animé, me dijo unas palabras que me quedaron grabadas para siempre, con lágrimas en los ojos me dijo: “Yo creo que acertaste, vale más comer una sardina salona en el Cuera que caviar aquí”.
A propósito del pueblo ejemplar, quiero destacar algo que es de justicia, nunca hubiera sido pueblo ejemplar Asiegu si no es por los hermanos Niembro, por su promoción en todo lo que están haciendo, por ellos y por el pueblo.
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