La casta política
Cuando escribo estas líneas, el día 3 de diciembre de 2019, fecha de la constitución las Cortes españolas, preside la sesión el diputado de mayor edad: el señor Zamarrón. Este señor de aspecto venerable, médico de profesión, diputado del PSOE por la provincia de Burgos, es una persona que inspira sosiego, confianza y estoy seguro de que es persona honorable por su forma de hablar. Inicia su parlamento pidiendo perdón en nombre de la Cámara por no haber sido capaces entre todos de formar Gobierno, después ordena un receso de cinco minutos para que hagan relax y dialoguen para alcanzar acuerdos.
El artículo 6 de la Constitución dice que los partidos políticos expresan el pluralismo político, etcétera, y termina con la coletilla de "su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos". Pero ¿qué organismo controla el funcionamiento interno de los partidos? No hay más que observar los hechos. Para empezar, llama la atención la forma de jurar el cargo. Además de juro-prometo se han oído expresiones como la de: por imperativo legal, por los políticos en prisión, etcétera. ¡Increíble!, esto no ocurre en ningún otro Parlamento europeo, al existir una forma única de jurar el cargo y el que no la respeta no puede ejercerlo. Aquí vale casi todo. El mencionado artículo 6 otorga todo el poder político a los partidos para expresar la voluntad popular, pero no arbitra ningún sistema sobre el control democrático de su funcionamiento interno, por lo que estamos en una "partitocracia" y no en una democracia. Muchos recordarán aquella frase de un famoso político que dijo: "El que se mueva no sale en la foto". En cada partido son media docena de personas quienes toman las decisiones, quienes lo gobiernan, los demás son los que aplauden y aprietan el botón cuando toca según lo que diga el jefe de filas: uno de las seis personas que mandan.
En la India hay una sociedad de castas que es hereditaria y nadie puede salirse de la casta en la que nace. Nuestros políticos van camino de crear otra casta al margen de la que opinen los ciudadanos y el interés general de la sociedad a la que dicen representar. ¡Y así nos va! Para muestra basta observar lo que está ocurriendo en estos días para formar el Gobierno de la nación. Oyendo a los políticos uno tiene la impresión de que se trata de gobernar una colonia de las que teníamos en los siglos pasados, cuando las monarquías absolutas.
¿Dónde queda el interés general de España y los españoles? Con una deuda de 1,2 billones de euros (casi 26.000 euros de deuda por cada español). Si la reforma de la Constitución exige una mayoría de 2/3 de ambas cámaras, ¿alguien cree probable que esto ocurra con el presente panorama político? Este país necesita un pacto similar al de la Moncloa de 1976. De no producirse, continuaremos a la deriva, con gobiernos cada vez más débiles y echándose las culpas los unos a los otros.
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